DESAPARECIDO POLÍTICO DE LA IV REPÚBLICA

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sábado, 25 de octubre de 2025

¿La Guerra Necesaria?: Soberanía Venezolana frente al Imperialismo Depredador Contemporáneo

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¿La Guerra Necesaria?: Soberanía Venezolana frente al Imperialismo Depredador Contemporáneo

Autor: Omar José Hernández Borges

Fecha: 26 de octubre de 2025

Afiliación: Investigador Histórico Independiente


Introducción

La historia de Venezuela, desde los tiempos de la gesta independentista hasta la contemporaneidad, ha estado marcada por una lucha constante contra formas sucesivas de dominación externa. Este ensayo analiza cómo, frente a lo que la teoría filosófica política identifica como imperialismo depredador, la defensa de la soberanía nacional puede constituir lo que la tradición del pensamiento político denomina una guerra justa cuando se cumplen ciertas condiciones de legitimidad . Partiendo de este marco conceptual, se examinará el desarrollo histórico de Venezuela como nación, identificando los momentos cruciales en que las potencias extranjeras han intentado socavar su autodeterminación para controlar sus vastos recursos naturales. El análisis concluye que, en el contexto actual de agresión multifacética, el pueblo venezolano asistido por la razón y el derecho histórico podría legitimar una defensa activa de su proyecto soberano.


Marco Teórico: Imperialismo Depredador y Guerra Justa

La dialéctica de los imperios: depredadores versus generadores

La filosofía política establece una distinción fundamental entre dos tipos de imperialismo: el depredador y el generador. Según esta conceptualización, un imperio depredador se estructura para mantener relaciones de explotación sistemática con las sociedades que coordina, impidiendo su desarrollo político y manteniéndolas en estado de subordinación . Ejemplos históricos canónicos incluyen el Imperio Persa de Darío, los imperios inglés y holandés de los siglos XVII al XIX, y el III Reich de la Alemania nazi . Estos imperios operan bajo una lógica extractivista pura, donde las sociedades colonizadas o coordinadas existen únicamente para beneficio de la metrópoli, sin perspectiva alguna de desarrollo autónomo o integración política plena.

Por contraste, un imperio generador (como el Romano o el Español en su concepción filosófica) aunque no exento de prácticas violentas y extractivas, determina el desenvolvimiento social, económico, cultural y político de las sociedades colonizadas, haciendo posible su transformación en sociedades políticas de pleno derecho bajo sus designios. La diferencia fundamental radica en que el imperialismo depredador estructura la dependencia perpetua, mientras que el generador  (a través de dinámicas históricas complejas y no exentas de contradicciones)  puede crear condiciones para el desarrollo político futuro, pero sin posibilidad de autodeterminación, caso de Puerto Rico, convertido en un Estado más del imperio yanqui.


La tradición de la guerra justa y su aplicación contemporánea

La teoría de la guerra justa tiene profundas raíces en el pensamiento occidental, desarrollándose desde San Agustín y Santo Tomás de Aquino hasta formulaciones contemporáneas como las de Michael Walzer 1. Santo Tomás estableció tres condiciones esenciales para una guerra justa: autoridad legítima del que la declara, causa justa (como responder a una injuria), e intención recta orientada al bien y a evitar males mayores. Estas categorías fundamentales  —ius ad bellum (derecho a la guerra), ius in bello (derecho en la guerra), y ius post bellum (derecho después de la guerra)—  constituyen un marco ético-jurídico para evaluar la legitimidad de los conflictos armados.

En el contexto venezolano contemporáneo, la teoría de la guerra justa proporciona una herramienta analítica para evaluar la legitimidad de la resistencia frente a lo que puede caracterizarse como un imperialismo depredador que busca controlar sus recursos estratégicos. Como señala la tradición agustiniana, la guerra nunca es deseable en sí misma, pero puede constituir un instrumento de paz cuando se enfrenta una agresión injusta que amenaza el bien común .

Análisis Histórico: La Lucha por la Soberanía Venezolana

La independencia y la traición a Bolívar

El proceso independentista venezolano iniciado por Simón Bolívar constituyó el primer gran esfuerzo por emanciparse del dominio imperial. Sin embargo, tras su muerte en 1830, se consumó lo que en la historiografía patriótica venezolana se identifica como la primera gran traición a su proyecto: la disolución de la Gran Colombia. Este evento, fraguado en la Casa La Estrella de Valencia mediante una alianza antipatriótica, por un lado Francisco de Paula Santander en Bogotá impulsó la separaci y José Antonio Páez en Caracas, representó el primer pacto de las élites criollas que iniciaría un patrón recurrente en la historia nacional: la claudicación ante intereses foráneos a cambio de poder local .

La Guerra Federal y su secuela de traiciones

La Guerra Federal (1859-1863), liderada por Ezequiel Zamora, representó un esfuerzo genuino por continuar el proyecto bolivariano de justicia social bajo el lema de "tierras y hombres libres". La victoria de Santa Inés en Barinas demostró el potencial popular de un ejército comprometido con los desposeídos. Sin embargo, el asesinato de Zamora el 10 de enero de 1860 en Cojedes (orquestado por sus propios compañeros de armas, incluido su cuñado el General Juan Crisóstomo Falcón y el General Antonio Guzmán Blanco) marcó el segundo gran pacto de las élites contra el pueblo venezolano . El conocido "Pacto de Coche" consumó esta traición, derivando en la derrota histórica de campesinos, indígenas y afrodescendientes que habían combatido por su emancipación.

El siglo XX: la entrega sistemática al imperialismo

El ascenso de Cipriano Castro representó un breve interludio de nacionalismo defensivo frente a la "planta insolente del extranjero". Sin embargo, la traición por Juan Vicente Gómez  (con complicidad del gobierno estadounidense)  inauguró el tercer pacto de entrega nacional, estableciendo 28 años de dictadura al servicio de intereses foráneos . Este patrón se repetiría con el derrocamiento de Isaías Medina Angarita, el gobierno de Rómulo Gallegos y la posterior dictadura de Marcos Pérez Jiménez, que constituyó el cuarto pacto con potencias extranjeras.

El Pacto de Puntofijo (1958) representa quizás el epítome de esta claudicación estructural. Bajo apariencia democrática, este acuerdo  —previamente fraguado en el llamado Pacto de Nueva York— institucionalizó por 40 años un sistema de alternancia entre partidos que garantizaba el control extranjero sobre los recursos venezolanos, particularmente el petróleo, mientras perpetuaba la exclusión de las mayorías . Este periodo de "democracia pactada" constituye, en la perspectiva histórica patriótica, la consagración del modelo depredador que drenaba la riqueza nacional hacia metrópolis extranjeras mientras mantenía al pueblo en estado de postración política y económica.


La Venezuela Contemporánea frente al Imperialismo Depredador

El proyecto bolivariano y la reacción internacional

Con la llegada al poder de Hugo Chávez en 1998, por primera vez desde Cipriano Castro Venezuela adoptó una postura abiertamente soberanista respecto a sus recursos naturales. Las políticas de nacionalización petrolera y la reorientación de la renta hacia programas sociales representaron una ruptura radical con el modelo extractivista al servicio de intereses foráneos. Como explica la teoría del imperialismo depredador, cuando una nación oprimida intenta reconfigurar las relaciones de explotación para beneficio propio, el imperio depredador activa mecanismos de presión multifacética para restablecer el statu quo anterior .

La administración de Nicolás Maduro ha profundizado este proyecto soberanista, enfrentando por ello una escalada de agresiones que incluyen sanciones económicas asfixiantes, operaciones de desestabilización interna y amenazas militares abiertas. Estas acciones responden a la lógica del imperialismo depredador descrita por la filosofía política: cuando una sociedad coordinada intenta escapar de la relación de explotación, el imperio moviliza sus recursos para reconfigurar la dependencia .


La guerra no convencional y la respuesta legítima

En el contexto del siglo XXI, el imperialismo depredador ha perfeccionado sus métodos de dominación, empleando lo que la teoría militar denomina guerra híbrida . Esta incluye sanciones económicas que constituyen castigo colectivo, guerra mediática para socavar la legitimidad gubernamental, financiamiento de oposición interna y amenazas de intervención militar directa. Frente a esta agresión multifacética, la teoría de la guerra justa proporciona elementos para evaluar la legitimidad de la defensa nacional.

Como estableció la tradición agustiniana y tomista, la causa justa existe cuando un pueblo enfrenta una injuria grave que amenaza su existencia como sociedad política soberana. La autoridad legítima recae en el gobierno constituido que cuenta con amplio apoyo popular. La intención recta se manifiesta en la búsqueda de una paz justa y la preservación de la autodeterminación nacional. Bajo estos criterios, la resistencia venezolana frente al imperialismo depredador contemporáneo se inscribe en la tradición de las guerras justas como acto de legítima defensa colectiva.


Conclusión

A lo largo de su historia, Venezuela ha enfrentado sucesivas formas de imperialismo depredador que han intentado (con diversos niveles de éxito) subordinar su desarrollo nacional a los intereses de potencias extranjeras. Desde la disolución de la Gran Colombia hasta el Pacto de Puntofijo, las élites locales han recurrentemente claudicado ante estos proyectos de dominación, traicionando los intereses populares que dicen representar.

Frente a esta historia de claudicaciones, el proyecto bolivariano representa un punto de inflexión en la lucha por la soberanía nacional. La agresión multifacética que hoy enfrenta Venezuela por parte de potencias extranjeras y sus aliados locales confirma que cualquier intento genuino de autodeterminación será combatido por los mecanismos del imperialismo depredador contemporáneo.

En este contexto, la reflexión sobre la guerra necesaria adquiere plena vigencia. No como expresión de belicismo, sino como legítima defensa frente a una agresión que amenaza la existencia misma de Venezuela como nación soberana. Como enseñaron tanto Sun Tzu como la tradición de la guerra justa, la mejor guerra es la que se evita, pero cuando un pueblo enfrenta la elección entre la sumisión y la defensa de su derecho a existir, la resistencia activa se transforma en un imperativo moral y patriótico. La historia juzgará a quienes, en estos momentos decisivos, mantuvieron la dignidad frente a la opresión depredadora.

Los traidores están y estarán operando siempre para el enemigo del pueblo, no queda más que éste los controle y a la hora decisiva tome sus medidas necesarias para garantizar la victoria: el pueblo sabe a la hora del inicio de una guerra que hacer con sus enemigos. Ese día la burla se convertirá en rictus amargo.

Dios nos libre de la guerra, pero en caso de ser necesaria actuemos en consecuencia.

Cosas veredes Sancho.

omarhdez78.blogspot.com


Referencias Bibliográfica

1. Filosofía en español. (s.f.). Imperios depredadores / Imperios generadores: Dialéctica entre fines particulares (moleculares) / fines del Imperio (molares). Recuperado de https://www.filosofia.org/filomat/df723.htm

2. Wikipedia. (s.f.). Guerra justa. Recuperado de https://es.wikipedia.org/wiki/Guerra_justa

3. Filosofía en español. (s.f.). Imperialismo depredador. Recuperado de https://www.filosofia.org/filomat/df583.htm

4. Universidad de Salamanca. (2019). Las intervenciones humanitarias en la teoría de la "guerra justa" de Michael Walzer: su respuesta al conflicto entre principios. Derechos y libertades: Revista de Filosofía del Derecho y derechos humanos, 41, 149-180.

5. Hablemos de Derecho Internacional. (2024, 20 de agosto). La Guerra Justa: Reflexiones Históricas, Éticas y Contemporáneas. Recuperado de https://www.hablemosdi.com/post/la-guerra-justa-reflexiones-hist%C3%B3ricas-%C3%A9ticas-y-contempor%C3%A1neas



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