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Otra forma de informar y opinar. @omahdez78 / @omarhdez52-1 / omarhdez78 / omarhdez356628CONVERSANDO CON DIOS BAJO EL PUENTE
Juan Medina Figueredo
Bajo el puente de hierro, entre sus cimientos, de día duerme con su cabeza reclinada sobre la desvencijada y ambulante maleta de viejos, raídos, sucios y hediondos trapos. El estrépito de los autos resuena en bajo, contrabajo, timbales, tambores y clarinetes. Como directora de orquesta, cada movimiento de sus manos inaugura un diálogo con Dios. Siempre anda de gira por brillantes ciudades: Seúl, Tokio, Berlín, Shangai, Moscú. En el camerino del teatro se reconoce en el espejo bajo la reciente y multitudinaria ovación del auditorio, ríe a carcajadas y la sombra oscurece su rostro, entonces saca la navaja oculta bajo el sostén y con un grito inaudible despierta, para quedar en vela por largo rato y volver a dormirse con un golpe de pistola sobre su cráneo. Cada noche, a medianoche, sobre la pista del puente solitario, desfila desnuda y descalza bajo el esplendor de la luna llena, en medio del silencio de la ciudad dormida, Venus glamorosa sobre la pasarela, descalza, con su violín extraviado, robado, tomado de una de sus manos. A mi puerta toca., se dirige al sofá de la sala para la foto en familia y luego dormirse allí mismo con su vieja y rota maleta y guinda de sucios trapos al lado, que no suelta en su largo e infinito caminar y conversación con Dios. Sólo despierta para correr por el pasillo de la sala de hospitalización psiquiátrica perseguida por el enfermero con su camisa de fuerza.
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¡Sin memoria no hay Victoria!
“La Guerra Oculta del Petróleo”: Profecía de los Años 70 y su Manifestación Contemporánea en la Geopolítica Venezolana
Introducción
A mediados de la década de 1970, mientras el mundo navegaba las turbulentas aguas de la crisis del petróleo de 1973, un concepto visionario comenzó a tomar forma en los análisis geopolíticos: la noción de una "guerra oculta" por el control del recurso estratégico por excelencia. Aunque el título exacto "La Guerra Oculta del Petróleo" y el nombre de su autor se han desdibujado en la memoria, las tesis centrales de aquel escrito profetizaban un conflicto soterrado, donde la lucha no sería con armas convencionales, sino con oleoductos, sanciones económicas, control de rutas marítimas y la instrumentalización de la política energética como arma de poder. Este ensayo busca reconstruir el análisis de aquella obra, contrastándolo con la realidad geopolítica actual, donde Venezuela, un actor entonces en desarrollo, se ha erigido en un protagonista central de esa guerra que ya no es tsn silenciosa como se baticinó en los años 60 y 70.
El Escenario Profetizado: La Guerra Oculta en los Años 60 y 70
La obra en cuestión, contextualizada en la Guerra Fría, preveía que el petróleo dejaría de ser simplemente un "commodity" para convertirse en el núcleo de un conflicto global multidimensional. Según el análisis del autor, esta "guerra" no se declararía abiertamente, sino que se libraría en tres frentes principales:
1. El Frente Económico-Financiero: La lucha por el control de los precios, la desestabilización de las monedas vinculadas a la importación de crudo y la batalla por los mercados de futuros. La creación de la OPEP en 1960 fue el primer gran movimiento en este tablero, un intento de los países productores de arrebatar el control a las "Siete Hermanas" (Yergin, 1991). La crisis de 1973, con su embargo y el shock de precios, fue la primera gran batalla visible de esta guerra, demostrando el poder de la "arma del petróleo".
2. El Frente Geopolítico y Militar: La competencia por el acceso a las reservas y el control de las rutas de transporte, como el Estrecho de Ormuz. La Doctrina Carter de 1980, que declaraba el Golfo Pérsico como un interés vital de EE.UU., fue una clara respuesta a esta dimensión del conflicto, militarizando la garantía del flujo energético.
3. El Frente Ideológico: El uso del petróleo para promover modelos políticos y esferas de influencia. La nacionalización de los hidrocarburos en países como Argelia, Libia y, de manera crucial para este análisis, Venezuela en 1976, fue un acto de soberanía que también representó un golpe estratégico en esta guerra oculta, reorientando los ingresos y la influencia hacia los estados productores.
Como se escribió en 1976, esta guerra no sería efímera; sería el nuevo paradigma de las relaciones internacionales del siglo XXI, donde la energía definiría la autonomía y el poder de las naciones.
Venezuela: De Actor Emergente a Pieza Central en el Siglo XXI
En la década de 1970, Venezuela era ya un actor relevante, fundador de la OPEP y, con la nacionalización de su industria en 1976, un ejemplo de la tendencia hacia la soberanía energética. Sin embargo, su papel en la "guerra oculta" se ha intensificado y transformado radicalmente en el siglo XXI.
La llegada al poder de Hugo Chávez y la consolidación de la "Revolución Bolivariana" marcaron un punto de inflexión. Venezuela dejó de ser un proveedor relativamente estable y alineado con los mercados occidentales para convertirse en un actor con voz propia de política exterior antihegemónica. En ese sentifo el país utilizó su petróleo para:
1. Crear Alianzas Estratégicas: La iniciativa Petrocaribe (2005) fue un masterclass de la guerra oculta. Ofreció petróleo en condiciones financieras preferenciales a países del Caribe y Centroamérica, no como un simple negocio, sino como un mecanismo para ser coherente con la política petrolera, mantener su influencia política y contrarrestar la presencia de Estados Unidos en su "patio trasero" de acuerdo a la Doctrina de la Revolución Bolivariana (Monaldi, 2018).
2. Fortificar el Eje Rusia-China-Irán: Venezuela se convirtió en un aliado extra-OTAN crucial para Rusia, permitiéndole proyectar poder en el hemisferio occidental. A cambio, recibió inversiones, apoyo militar y respaldo diplomático muy conveniente y el tiempo le dio la razón a Chávez. Con China, los "préstamos por petróleo" crearon una relación mutua, negociando producción a cambio de liquidez inmediata, una maniobra estratégica financiera propia de este conflicto (Corrales & Romero, 2013).
3. Como Arma de Resistencia: A pesar de su colapso productivo interno, la posesión de las mayores reservas probadas de crudo del mundo mantiene a Venezuela en el centro del juego. Su capacidad para sortear sanciones estadounidenses a través de mercados emergentes, hoy realidades, y alianzas con Irán y Rusia demuestra la evolución de la guerra: ya no se trata solo de quién produce más, sino de quién puede resistir y evadir la presión económica para mantener su influencia.
Conclusión: La Profecía Cumplida
La "guerra oculta del petróleo" que se vislumbraba en los escritos de los años 70 no solo era una premonición acertada, sino un marco analítico que explica la complejidad geopolítica actual. Lo que entonces se percibía como un conflicto entre bloques y corporaciones, hoy tiene actores más diversos y tácticas más sofisticadas.
Venezuela es el ejemplo paradigmático de esta evolución. De ser un país que, en 1976, reafirmaba su soberanía sobre el recurso, ha pasado a ser un campo de batalla activo en esta guerra, donde su petróleo es utilizado como moneda de cambio geopolítico, herramienta de alianza y bastión de resistencia. La profecía se cumplió: el petróleo sigue siendo el nervio de la lucha global por el poder, y Venezuela, con sus inmensas reservas y su posicionamiento ideológico, se ha convertido en un actor indispensable para entender los capítulos recientes que se escriben en el Mar Caribe, zona que EE.UU tomó con su armada y marines, en esta guerra sobre la supuesta lucha contra un narcotráfico cada vez más inundante del territorio gringo, y aprovechan la oportunidad para sacar a flote lo que ya no pueden mantener tan oculto, sus ansias de definir el destino de la energía que en estos tiempos mueve a las naciones en cuanto a quien domina el petróleo en esta parte del continente: sus dueños o EE.UU.
Referencias Bibliográficas
Corrales, J., & Romero, C. A. (2013). U.S.-Venezuela Relations Since the 1990s: Coping with Mid-Level Security Threats. Routledge.
Monaldi, F. (2018). The Collapse of the Venezuelan Oil Industry: The Role of Economic and Institutional Factors. Rice University's Baker Institute for Public Policy. Recuperado de https://www.bakerinstitute.org/media/files/files/5b891ac6/ces-pub-venezuelacollapse-121118.pdf
Yergin, D. (1991). The Prize: The Epic Quest for Oil, Money, and Power. Simon & Schuster.
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Cosas veredes Sancho.
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Otra forma de informar y opinar. @omahdez78 / @omarhdez52-1 / omarhdez78 / omarhdez356628Es un honor publicar a una mente creadora, a través de la palabra y la narrativa, de un polifacético poeta de mi tierra natal. La comunicación de Juan Rafael Medina Figueredo está impregnada de una profunda conciencia cultural, de un linaje afectivo y de una visión casi mágica de la creación. Para honrar su esencia, podemos estructurar y elevar su prosa, inspirándonos en el "Credo" de Aquiles Nazoa, para que no sea solo un agradecimiento, sino un manifiesto en miniatura sobre la amistad, el legado y el acto de crear.
Por eso le publico este mensaje de afecto, que al leerlo inmediatamente se nota que es un poema dedicado a la amistad, a la coterraneidad, a la evocación de la primera cuna (Aragua de Barcelona) y al consejo solidario de seguir estimulando la creación, tal cual dejó escrito Aníbal Nazoa.
Cosas veredes Sancho.
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“De las Gracias y los Linajes”
Para Omar, heraldo de estas tierras.
Recibe un saludo, Omar, que se extiende más allá del simple agradecimiento. La gratitud que te profeso no se agota en tu persona; asciende y se enlaza con la sombra protectora y fecunda de Luis Alberto Hernández, cuyo espíritu parece velar por estos encuentros que el tiempo, caprichoso, nos depara.
Ha pasado más de una década desde aquel cruce de caminos en la casa de la cultura. Quién iba a pensar entonces que, tras el lento fluir de los años, mi voz y mi tinta encontrarían no solo hospitalidad en el templo digital de tu página, sino también tu mano generosa tendida, un puente firme sobre el río del olvido. Sospecho que este acto tuyo no nace de la nada. Creo, con la fe de Aquiles Nazoa, que sus raíces beben de "otras claras sombras", de linajes de amistad que son leyenda en nuestra tierra.
Te hablo del lazo indestructible que forjó mi tío, Domingo Torrealba (aventurero de los montes de Aragua hasta las aguas bravías del Orinoco) con el legendario peleador Salvador Pérez. De aquellas camaraderías épicas, forjadas a sol y sombra, parece destilarse, como un rocío ancestral, la solidaridad que hoy tú me brindas.
Y debo confesarte mi asombro, que raya en el vértigo. Posees una versatilidad que bien podría llamarse una brujería sagrada de las comunicaciones. Eres un alquimista de la palabra y la imagen, capaz de tomar la materia bruta de cualquier idea y transmutarla en un documento inestimable, de analizarlo con lucidez y, en un acto de supremo poder, poetizarlo. Conviertes el barro cotidiano en vasija de memoria.
Pero por encima de todo, brilla en ti una virtud que ennoblece: tu lealtad. Tu fidelidad inquebrantable a la memoria de Luis Alberto Hernández y tu presencia activa y amorosa en Aragua de Barcelona y sus alrededores, no te convierten simplemente en un ciudadano más. Te erigen en el ciudadano valiente y esclarecido entre todos los que pueblan esta comarca, un faro en la niebla de la indiferencia.
Es por todo esto, Omar, por la cadena de amistad, por tu brujería creadora y por tu lealtad de acero, que hoy, con el corazón lleno de fe en los poderes creadores del hombre, te digo:
Ahora sí, desde lo más hondo de mi credo, ¡mil gracias!
Juan Rafael Medina Figueredo
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¡Sin memoria no hay Victoria!
Antonio José de Sucre: Ingeniero Militar y Arquitecto del Derecho Humanitario en la Independencia Americana
Introducción
Antonio José de Sucre y Alcalá (1795-1830), conocido como el "Gran Mariscal de Ayacucho", representa una figura paradigmática en la historia latinoamericana que trasciende su condición de brillante militar para erigirse como pionero del derecho humanitario internacional. Su formación como ingeniero militar no solo le proporcionó las herramientas para la victoria en campos de batalla decisivos, sino que también configuró una mentalidad sistemática y estructurada que aplicaría en la humanización de la guerra. Este trabajo examina cómo su experticia técnico-militar se fusionó con una excepcional visión humanitaria, culminando en la redacción de tratados que anticiparon en décadas los convenios internacionales de guerra.
1 Formación y mentalidad de ingeniero militar
1.1 Educación técnica en la Escuela de Ingenieros
La formación académica de Sucre comenzó en Caracas bajo la tutela de su padrino, el arcediano Antonio Patricio de Alcalá, donde ingresó a la Escuela de Ingenieros dirigida por el coronel Tomás Mires . Durante cinco años, Sucre se sumergió en el estudio de matemáticas, geometría, álgebra, trigonometría, agrimensura, fortificación y artillería . Este riguroso programa educativo seguía la tradición del Real Cuerpo de Ingenieros español, instituido en 1711, que enfatizaba los avances científicos del Siglo de las Luces aplicados a la ingeniería militar .
El plan de estudios incluía tratados técnicos innovadores para la época, como el "Curso matemático" de la Real Academia de Barcelona, las "Matemáticas" del Padre Tosca, y los trabajos de Hernando Reyman . Esta formación en ciencias exactas y aplicadas dotó a Sucre de un método analítico y sistemático que aplicaría tanto en campañas militares como en negociaciones diplomáticas.
1.2 Aplicación en la carrera militar inicial
Sucre incorporó estos conocimientos técnicos desde sus primeras experiencias militares. En 1811, con apenas 16 años, se desempeñó como comandante de ingenieros en Margarita . Al año siguiente, en Barcelona, asumió el cargo de comandante de la artillería . Su temprana comprensión de la ingeniería de fortificaciones y sistemas defensivos le permitió ascender rápidamente en el escalafón militar, recibiendo el despacho de teniente el 31 de julio de 1811 .
La precisión metódica del ingeniero se manifestaría posteriormente en su legendaria capacidad para elaborar planes de campaña minuciosos y ejecutar movimientos tácticos con extraordinaria precisión, cualidades que Bolívar reconocería y valoraría extraordinariamente.
2 La ingeniería aplicada a la estrategia militar independentista
2.1 Campañas militares fundamentales
La pericia técnica de Sucre resultó decisiva en las campañas que consolidaron la independencia de Sudamérica. En 1821, Bolívar lo nombró jefe del Ejército del Sur de Colombia con el objetivo de liberar la Real Audiencia de Quito . El 24 de mayo de 1822, Sucre dirigió y triunfó en la batalla de Pichincha, donde su comprensión del terreno montañoso y la disposición táctica de las tropas demostraron la aplicación práctica de su formación en topografía y estrategia .
Posteriormente, el 9 de diciembre de 1824, Sucre alcanzaría su mayor logro militar en la batalla de Ayacucho, donde comandó 6,879 soldados patriotas contra aproximadamente 10,000 realistas . La victoria en Ayacucho, que selló definitivamente la independencia sudamericana, le valió el título de Gran Mariscal de Ayacucho concedido por el Congreso peruano . Bolívar describiría este triunfo con las palabras: "El general Sucre es el padre de Ayacucho, el redentor de los hijos del Sol; es el que ha roto las cadenas con que envolvió Pizarro el imperio de los Incas" .
2.2 Metodología estratégica e influencia de su formación técnica
La formación en ingeniería dotó a Sucre de un enfoque metódico y analítico que aplicó tanto en la planificación de campañas como en la administración política. Según testimonios de la época, Sucre "aprovechando su disciplinada conducta y su astuto sentido para percibir el futuro, todo lo cual rompe la lógica de sus jefes impulsivos y vehementes" . Esta capacidad para el análisis sistemático, típica de la mentalidad ingenieril, le permitió evaluar variables complejas en el campo de batalla y anticiparse a las acciones del enemigo.
3 Sucre como arquitecto del derecho humanitario internacional
3.1 El Tratado de Armisticio y Regularización de la Guerra
En 1820, con apenas 25 años, Sucre demostró sus dotes diplomáticas cuando Bolívar lo designó representante plenipotenciario para negociar con el general español Pablo Morillo . El resultado de estas negociaciones fue la redacción del Tratado de Armisticio y Regularización de la Guerra, considerado por Bolívar como "el más bello monumento de la piedad aplicada a la guerra" .
Este documento, firmado el 25 de noviembre de 1820, estableció por primera vez en el contexto de las guerras independentistas americanas parámetros humanitarios para la conducción de las hostilidades, incluyendo la regulación del trato a soldados, población civil y prisioneros de guerra . El tratado estipulaba que "desde ahora en adelante se hará la guerra entre España y Colombia como la hacen los pueblos civilizados" , estableciendo un precedente transcendental en el derecho internacional.
3.2 Aplicación de principios humanitarios en la práctica militar
La coherencia entre el discurso y la acción de Sucre se manifestó tangiblemente tras la batalla de Ayacucho. Cuando el virrey José de La Serna, herido y apresado, intentó entregar su espada en señal de rendición, Sucre rechazó el gesto diciéndole: "Honor al vencido. Que continúe en manos del valiente" . Este acto de magnanimidad hacia el vencido reflejaba los principios humanitarios que había plasmado en los tratados y demostraba una concepción de la victoria alejada de la venganza y el escarnio.
Los términos de la capitulación de Ayacucho, negociados por Sucre, se caracterizaron por su generosidad y caballerosidad, estableciendo condiciones dignas para las tropas vencidas y evitando represalias . Esta actitud contrastaba marcadamente con las prácticas habituales de la guerra hasta ese momento, donde los vencedores frecuentemente se ensañaban con los vencidos.
4 Integración entre formación técnica y visión humanitaria
4.1 Síntesis de competencias técnicas y éticas
La exceptionalidad de Sucre reside en haber integrado armónicamente sus conocimientos técnicos como ingeniero militar con una sólida base ética orientada a humanizar el conflicto. Mientras su formación científica le proporcionó las herramientas para la eficacia militar, su carácter (descrito como introvertido y taciturno) albergaba una profunda sensibilidad hacia el sufrimiento humano.
Esta síntesis se evidenció en su capacidad para diseñar campañas militares técnicamente impecables mientras simultáneamente trabajaba en la construcción de marcos normativos que limitaran el dolor inherente a los conflictos bélicos. Para Sucre, la eficacia militar y la humanización no eran conceptos antagónicos, sino dimensiones complementarias de una misma empresa libertadora.
4.2 Legado en el derecho internacional humanitario
La proyección histórica del trabajo humanitario de Sucre es notable. Décadas antes de que se suscribieran los primeros Convenios de Ginebra (1864), los documentos redactados por Sucre establecieron principios fundamentales que anticiparon el Derecho Internacional Humanitario moderno . Por esta razón, Sucre es reconocido por historiadores como "el paradigma en defensa de los derechos humanos" y "pionero de los derechos humanos" .
Bolívar, en una de sus cartas, reconoció el valor eterno de esta contribución cuando escribió: "Este tratado es digno del alma de Sucre" , profetizando que el acuerdo sería eterno "como el nombre del vencedor de Ayacucho" .
Conclusión
Antonio José de Sucre encarnó una combinación excepcional en la historia independentista americana: el estratega militar metódico formado en las ciencias de la ingeniería y el visionario humanitario comprometido con la regulación ética de los conflictos. Su formación técnica no solo le permitió concebir y ejecutar campañas militares decisivas para la emancipación sudamericana, sino que también dotó a su mente de la estructura metódica necesaria para diseñar los primeros marcos normativos humanitarios en la historia de la región.
La figura de Sucre trasciende así el ámbito castrense para proyectarse como precursor del derecho internacional humanitario, demostrando que el verdadero liderazgo reside en la capacidad de conjugar la eficacia operativa con el compromiso ético. Su legado perdura no solo en las naciones que ayudó a liberar, sino en los principios humanitarios que incorporó de manera pionera al derecho de guerra contemporáneo.
Cosas verdes Sancho.
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Referencias Bibliográficas
Wikipedia. (s.f.). Antonio José de Sucre. Recuperado el 29 de octubre de 2025, de https://es.wikipedia.org/wiki/Antonio_Jos%C3%A9_de_Sucre
Red Angostura. (s.f.). Cartas de Bolívar y Sucre para entender la importancia de la disciplina revolucionaria. Recuperado el 29 de octubre de 2025, de https://redangostura.org.ve/archivos/6476
Latin American Studies. (s.f.). Antonio José de Sucre, el Gran Mariscal de Ayacucho. Recuperado el 28 de octubre de 2025, de https://www.latinamericanstudies.org/ecuador/sucre-mariscal.htm
Aleteia. (2020). Antonio José de Sucre: "El Abel de América". Recuperado el 28 de octubre de 2025, de https://es.aleteia.org/2020/09/21/antonio-jose-de-sucre-el-abel-de-america/
L'Entre-deux. (2022). Aportes de los ingenieros militares a la transferencia de conocimientos de Arquitectura en la fase borbónica del periodo hispánico en Venezuela. Recuperado el 27 de octubre de 2025, de https://www.lentre-deux.com/?b=206
Historia Alternativa. (s.f.). Antonio José de Sucre (EUH). Recuperado el 27 de octubre de 2025, de https://althistory.fandom.com/es/wiki/Antonio_Jos%C3%A9_de_Sucre_(EUH)
Britannica. (s.f.). Antonio Jose de Sucre | Biography & Facts. Recuperado el 27 de octubre de 2025, de https://www.britannica.com/biography/Antonio-Jose-de-Sucre
Prensa Latina. (2025). Antonio José de Sucre. Gran Mariscal de Ayacucho. 200 años. Recuperado el 29 de octubre de 2025, de https://firmas.prensa-latina.cu/2025/02/07/antonio-jose-de-sucre-gran-mariscal-de-ayacucho-200-anos/
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Un Grito Desgarrado Contra el Silencio
El relato "El Churro se la Comió", de Juan Medina Figueredo, es mucho más que una historia; es un espejo brutal y poético de una realidad que ha marcado a muchas comunidades. Lejos de ser un simple "cuento", es una denuncia social encapsulada en una potente metáfora literaria.
La narrativa se sitúa en un contexto de pobreza y desesperanza, donde las mujeres de la familia Rea están condenadas a un ciclo de servidumbre, violación y prostitución. En este mundo, la educación representa la única frágil esperanza de escape. Carolina, la joven protagonista, es el símbolo de esa esperanza.
La genialidad de Medina Figueredo reside en la dualidad de la figura del "churro" (una zarigüeya o rabipelado). Por un lado, es un depredador literal que ataca a la mascota de Carolina, la guacharaca. Por otro, es una metáfora escalofriante del machismo depredador que acecha en la comunidad: los hombres "avispados" que cazan, violan y devoran la vida y el futuro de las jóvenes.
La escena final es devastadora. David, el joven cazador de iguanas, se transforma ante los ojos del lector en el churro metafórico. Su violación (el acto de "devorar") no solo destruye el cuerpo de Carolina, sino que literalmente consume su esqueleto y su sangre, simbolizando cómo esta violencia arrasa por completo con la identidad, los sueños y la misma existencia de la víctima. No deja nada, solo los jirones de la inocencia (la pantaletica) y la promesa de un futuro roto.
Este escrito es, por lo tanto, el reflejo de una Venezuela que vivió (y en muchos casos sigue viviendo) esos tiempos de engaño y violencia normalizada. Es un homenaje a todas las Carolinas cuyas vidas fueron truncadas y un recordatorio desgarrador de que, a veces, la ficción es el vehículo más fiel para contar la más cruda realidad.
Como me dijo su autor: - Ese es un cuento que no es cuento.
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EL CHURRO SE LA COMIÓ
Juan Medina Figueredo
Carolina Rea tendría unos diez años. En el patio sin cercado del rancho, cuidaba su mascota, una guacharaca que, por las madrugadas y al anochecer, escandalizaba todos los alrededores del caño de aguas servidas.
Después de medianoche, despertó sobresaltada por las agitadas y jadeantes expresiones guturales del animal: "guáchara, guacharacá", y su aletear desordenado y desesperado. Carolina, con sólo una pantaletica cubriendo su pubis y sus nalguitas morenitas como toda ella, avistó los ojos rojizos y eléctricos del marsupial: un rabipelado, un churro, que se levantaba sobre sus patas traseras y hundía sus fauces y colmillos por entre las rejillas de la jaula.
Carolina jalaba la jaula para alejarla del depredador, pero éste no renunciaba a su presa y la embestía, persiguiendo a saltos a la guacharaca dentro de la jaula que Carolina, inútilmente, continuaba empujando fuera de las acometidas del churro; era como un ratón gigantesco.
Finalmente, con los gritos y toda la bulla de la guacharaca, se despertó Beatriz Rea, la madre de Carolina y, alarmada y rabiosa, se encargó de tirarle varias pedradas al churro y hacerlo escapar hacia las orillas del caño de aguas sucias, hasta desaparecer en medio de la noche.
Beatriz Rea era trabajadora doméstica y regresaba a su hogar al término de la tarde, después de bajarse de un autobús repleto de pasajeros sudorosos y hediondos, encima unos de otros, sentados sobre los cojines rotos y de pie en el pasillo del colectivo. Después de cocinar y cenar con sus hijos, caía rendida del sueño, pero esta vez el escándalo la había despertado sobresaltada y asustada.
Carolina Rea trató de curar las heridas sangrantes de la guacharaca por los bordes de su culito. Todo fue inútil y la guacharaca murió al tercer día de las acometidas del churro, entre llantos y desconsuelo de la niña.
Carolina fue pasando, uno tras otros, años escolares. A sus dieciséis años cursaba quinto año y era la esperanza de Beatriz Rea para el cambio de oficio y vida de todas las mujeres de su familia: cocineras en los alrededores del mercado público, domésticas violadas por los maridos e hijos de las señoras a las cuales prestaban servicios, y putas de los alrededores de las plazas públicas y de hoteluchos de mala muerte.
Beatriz Rea había escuchado los corrillos sobre el alcohol, la droga, las violaciones de colegialas y filmación de videos del desfogue sexual de los jóvenes con las muchachas en la terraza y patio enmontado y de matas de mango del liceo. Los profesores y obreros se mostraban con risas cómplices, unos a otros, los celulares con tales escenas de estudiantes borrachos y en desafíos sexuales.
Beatriz Rea, después de cocinar y compartir la cena con Carolina y sus hermanos, se apartaba a conversar en voz baja con su hija, persuadiéndola de cuidarse de encuentros sexuales que la hiciesen víctima de corrillos como "putica" y que terminasen con un embarazo precoz. Nada de pruebitas de amor, de droga y de alcohol, ni sexo por dinero y regalitos. Debía proseguir sus estudios hasta graduarse y trabajar como profesional.
Al frente, en la misma calle polvorienta y cubierta de basura en el verano, embarrialada e inundada de aguas servidas del caño en el invierno, vivía el joven David, un vago, cazador de pájaros e iguanas, y muy aficionado a comerse sus huevos crudos.
El tiempo avanzaba con premura, velocidad indiscernible e invisible.
Una medianoche, los dolores en el vientre y el útero asfixiaban a Carolina Rea. Estaba a punto de perder el control de sus esfínteres. Pidió a su madre que la acompañara a la letrina. Caminaba sosteniendo su vientre con sus manos y a cada paso recibía una punzada. Al borde del desmayo de Carolina, su madre comenzó a caminar arrastrándola con sus hondos quejidos, entre el polvo levantado por el viento de la calle, hacia el hospital ambulatorio más cercano.
Acostada sobre una camilla, esa madrugada una médico ginecobstetra estuvo palpándola un largo rato, hundiendo los dedos de sus manos en el bajo vientre, de lado y lado, moviendo el estetoscopio con sus extremos auriculares en ambos oídos sobre el cuerpo de la jovencita. Sometida al ecosonograma, las imágenes presentaron la primera fotografía del útero preñado con el feto. Los pulmoncitos de este mostraban deficiente y precario desarrollo. La médico comunicó a Beatriz Rea que su hija presentaba un embarazo de aproximadamente unos siete meses.
Allí mismo se enrojecieron los ojos de Beatriz Rea, le sobrevino el llanto desgarrado y se le quebraron sus santas aspiraciones e ilusiones con el porvenir de la bachillera Carolina Rea, que estaría ausente del acto de graduación de sus compañeros al final de los estudios de educación media.
Cuando Beatriz Rea volvió sobre sus pasos, había enflaquecido y cadavérica y fantasmal; su respiración entrecortada silbaba más que el viento y la polvareda de su calle. Desde la puerta del rancho de enfrente, David, el cazador de pájaros e iguanas, con sus labios rodeados por la yema de los huevos de iguana, las miró pasar. Sus ojos de churro se encendieron intermitentes y sus fauces y colmillos se abrían, persiguiendo a Carolina, de sangrante útero, herida en los labios de su vagina por las fauces del animal.
Beatriz Rea cayó desmayada y el churro arrastró a Carolina hasta su rancho. Adentro, allí mismo, el churro la devoró y se la comió. En el piso del rancho sólo quedaron la pantaletica y una batica desgarradas, el esqueleto y la sangre derramada de quien otrora fuera Carolina Rea.
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La saga de Juan Medina Figueredo, representada por el siguiente escrito, es un proyecto literario fundamental para entender la memoria venezolana del siglo XX. Es la crónica de un hombre que, desde la intimidad de su guarapo de limón, es capaz de abarcar con su mirada la epopeya clásica, la conquista, las dictaduras, las esperanzas revolucionarias y el nacimiento de un nuevo mito político, todo ello tejido con los hilos dorados y ásperos de su propia vida.
Amanecer en Valencia
A esta hora, las siete y treinta de la mañana, en Valencia de Wenesiuela (en Añú), mientras tomaba un guarapo de limón, jengibre y pimienta, preparado por mi esposa María Elizabeth Méndez de Medina (18/10/51), observo entre los edificios vecinos el resplandor de un astro con su anillo luminoso. Parpadeo porque no puedo mirarlo de frente con los ojos muy abiertos, es un pequeño círculo lunar fundido con el sol, al parecer, pero no es un eclipse, con sus rayos entrecierra mis ojos. Con su cruz luminosa disparada en las cuatro direcciones cardinales.
María Elizabeth a mi lado se sienta en un sofá, apacienta y sorbe su bucólica medicina de flor escondida, sábila, colombiana, pimienta. Bucólicas y Geórgicas de Virgilio en la mesita de enfrente, pastores entre prados, majadas, a orillas de bosques y ríos. Augusto es Dios solar extendido desde Roma sobre Palestina Inmortal, sobrevive a Virgilio y lo entierra y contradice su deseo de tirar La Eneida en crepitante pira ignora el nacimiento de otro Dios, que, en Palestina comparte parábolas, sermones, peces y panes entre multitudes de pobres hambrientas de milagros, en espera del Mesías salvador.
Garcilaso, Pushkin, Dante y Bello aman a Virgilio y contrabandean con el Inca Garcilaso de la Vega, el cosaco, el gaucho y el llanero la libertad, la patria, la Ley, la nobleza indígena y mantuana, el limbo, el purgatorio, el infierno y el cielo de Toscana y “América antes española”, el maíz, el cacao, el algodón, la papa. El oro y la plata son saqueados con el disimulo de Cortez y la común avaricia de Pizarro, brillan secuestrados en las arcas europeas e impulsan su revolución industrial. El Dios Augusto renace y se extiende con Carlos V hasta donde se oculta el sol en Abya Yala, con legiones a caballo, armaduras y sotanas, la espada y la cruz de conquistadores y monjes.
¡Es varón! gritó la comadrona María Luisa Flores, frente a los vecinos presentes y expectantes, desde la puerta del bohío de Camarucha, mi abuela paterna Carmen Medina de Torrealba, donde había nacido aquella mañana de llovizna y neblina cerca del cocal y el alambique, mojado el polvo en la calle Carabobo de Aragua de Barcelona un 23 de enero de 1947. Tiempo de Constituyente presidida por Andrés Eloy Blanco. Pronto recorrería esas calles Rómulo Gallegos, en andanzas de candidato presidencial.
En otro extremo de este pueblo, cerca del hospital “Rafael Rangel”, luego me alojaría temporalmente casa de los Goita, sin saber qué hacía allí este niño ni qué ocurría en ese hogar. Frente a los allí aglomerados en el patio de la casa salió por la puerta de atrás la comadrona y gritó satisfecha y contenta “¡Es varón!”. Encendieron y lanzaron al cielo cohetes que allí estallaron y sobre la tierra del patio hombres y mujeres celebraron con palos de ron y a mí la madre de Esterlina parturienta me dio mi desayuno, una totuma de guarapo de café y un pan de trigo salado. Había nacido mi primo Julio Ramón Goita, hijo de mi tío materno Julio César Figueredo.
Años después, en ese hospital y sus alrededores, dos acontecimientos cruzaron mi vida. En Venezuela, la confrontación política se tornó virulenta, violenta y mortal. Yo era un muchacho descalzo y sin camisa, al fondo del patio de bledos o pira, escobillas y guaritotos, que era el patio de Nina, salté una alambrada y caí en el fondo de la casa, recién inaugurada, del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), novicio partido insurgente. Allí escuché discurseando, por primera vez, a Diego Antonio Arreaza Lander, conocido como “Palillo”, desde su juventud universitaria en Caracas, como militante político de AD y empedernido lector del diario El Nacional, bajo la conducción de nuestro novelista Miguel Otero Silva.
Antes, en aquel amanecer del 23 de enero de 1958, de la caída de la dictadura perezjimenista y de mi primera marcha política junto al pueblo y apostamiento frente a la policía municipal, lo había visto solicitar entrevistarse con su comandante para acordar la entrega negociada de sus agentes de policía. Más tarde, a Diego Antonio visitaría en la casa de su familia, en nuestra población, y en su hato “Uverito”, al cual se llegaba por la carretera de La Guacharaca, que atraviesa pueblos y caseríos de indios y mestizos como La Margarita del Llano y entronca con la carretera de Píritu y Puerto Píritu.
Diego era mi consejero político y cronista informal de la villa, en los bancos de la plaza Bolívar de Aragua de Barcelona, sus generales de nuestras guerras monagueras y sus poetas Arreazas y Calatravas, y de innumerables periódicos y panfletos. Y a su muerte, años después de mi residencia en Valencia para estudios universitarios y vida con mi familia, también tras la mudanza de compañeros de estudios hacia otras ciudades de Venezuela, me quedé sin tener con quién acompañarme y dialogar, propiamente, en mi pueblo de origen.
Hasta que pude reanudar estas conversaciones mitológicas y anticlericales décadas después, cuando me topé con el médico, historiador, comunicador social de acendrado amor lugareño, saltamontes de la Mesa de Guanipa y su geopolítica indígena y oriental Ascensión Fajardo. A quien debemos su ya desaparecido periódico impreso “El Difusor” (que producía y difundía él solito por las riberas, pueblos y caseríos de los ríos Aragua, Güere, Orocopiche y del Caris, con el rumor de una ventolera de incendio en la sabana que se llamaba Teniente Coronel Hugo Chávez Frías, quien estaba apenas naciendo), una historia de Aragua de Barcelona (de caribes camorucales y de hatos de los Figuera, Monagas, Arreaza, Torrealba, Lander) y la fundación de la emisora local “Elevación Bolivariana”, trucaje de Ascensión por Elevación, y Bolivariana de la nueva época, en el mismo espacio que ocupase durante mi vida infantil y adolescente la radio “Eduardo Méndez”( epónimo de ilustre educador de los lares de Chaguaramal de Zaraza y de Aragua de Barcelona, donde afirmaba su nacimiento como soldado Braulio Fernández, el mismo de la autobiografía de ¡Alto esa patria hasta segunda orden!, que descubrió en La Gran papelería del mundo, en casa de una tía donde se escondía, el poeta Caupolicán Ovalles, para escapar de la persecución del Presidente Rómulo Betancourt, a quien había osado llamar hijo de puta y la madre de todas las putas). La puta, madre de todas las putas.
Juan Medina Figueredo.
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Otra forma de informar y opinar. @omahdez78 / @omarhdez52-1 / omarhdez78 / omarhdez356628Los Profetas del Fracaso y la Resiliencia de un Pueblo
Firmado: Omar José Hernández Borges
La columna "Mar de Fondo" de Omar González Moreno, especialmente su entrega titulada "Advertencia Final a Maduro", es un ejemplar más de un género periodístico particular en Venezuela: la profecía autocumplida del desastre que, sistemáticamente, no se cumple. Basta un recorrido por los archivos de publicaciones como Tal Cual o La Antorcha para encontrar un repertorio repetitivo y estéril: "Se acabó Maduro", "Cayó Maduro", "La hora final del régimen". Esta retórica no es nueva; es el eco de un mantra que por 26 años ha coreado su jefa política, María Corina Machado, una figura a quien en el imaginario popular venezolano se le asocia, con justa razón, con "La Sayona", ese espectro de la leyenda llanera que promete calamidades y solo deja desolación a su paso.
El último capítulo de esta tragicomedia lo protagoniza el otorgamiento (y su posterior puesta en veremos) del Premio Nobel de la Paz. El Comité Noruego, en un acto de rara lucidez, ha manifestado una divergencia fundamental: las actuaciones y declaraciones de la galardonada son antagónicas al espíritu de concordia que el premio representa. Este descrédito no es casual. Anteriormente se había filtrado la sórdida sospecha de que el galardón era el producto de una transacción, orquestada por Marcos Rubio y María Elvira Salazar con fondos de la denominada "gusanera cubana" de Miami. La farsa se completó con filtraciones a casas de apuestas, intentando crear una aura de favoritismo mundial. El escándalo fue de tal magnitud que el propio Comité suspendió las actividades del premio este año, en un intento desesperado por lavar la cara de una distinción que debería surgir del consenso y honrar a auténticos paladines de la paz.
El ridículo culminó cuando la supuesta ganadora, en un arranque de realismo mágico, declaró mantener una frecuente comunicación amistosa con Donald Trump, solo para que el magnate, preguntado al respecto, afirmara no conocerla. Este episodio dantesco es un fiel reflejo del universo paralelo en el que opera la oposición más radical.
Volviendo a los profetas del desastre, el modus operandi es claro: primero, "La Sayona" y su organización de corte terrorista-fascista (que no ha dudado en alinearse con Netanyahu y en solicitar por carta una invasión multinacional a Venezuela) lanzan una consigna. Luego, sus panfletarios, como González Moreno, la traducen en titulares catastrofistas. Esta estrategia no solo busca vender una esperanza hueca a una base parcial que se reduce día a día, sino que es un mecanismo de financiamiento: cada titular es pagado con los dineros sustraídos al patrimonio nacional durante el grotesco interinato de Juan Guaidó, otra aventura fracasada que contó con el beneplácito de esta misma cúpula. Ese financiamiento continúa a trtravés de los dineros de activos en el extranjero del país y de quienes apoyan al engendro del mal desde la derecha internacional.
Su llamado a la acción es un sonoro silencio. Convocatorias a concentraciones y protestas, como la reciente en las iglesias por la exaltación a los santos José Gregorio Hernández y Carmen Rendiles, han dejado al descubierto su absoluta desconexión con el pueblo. No logran movilizar ni a sus bases más fanáticas. Han optado por la vía de la confrontación, pero, gracias a Dios, carecen del pueblo necesario para arrastrar a Venezuela a la guerra civil que Estados Unidos, con el movimiento de sus fragatas y portaaviones en el Caribe, parecía anhelar.
La narrativa fabricada, como la del "Cartel de los Soles", se desmorona con declaraciones como las del ex marine Jhon Guodro, un mercenario contratado por Guaidó, que desnudan la verdadera naturaleza de estas operaciones de falsa bandera.
Estados Unidos, o más concretamente, la facción representada por Marcos Rubio y Donald Trump, compró una narrativa falsa: que los venezolanos ansiaban una invasión. Se encontraron con un país en calma, recuperándose de una guerra híbrida y preparándose para la Navidad, con una población que ha desarrollado un anticuerpo contra la intervención extranjera. Al ver su fracaso interno, voltean la mirada hacia Colombia, su aliado histórico, pero incluso allí, una manifestación gigantesca el 25 de octubre de 2025 les envió un mensaje claro: no cuenten con nosotros para agredir a nuestro hermano siamés.
Como lo intuye el panfletario, el movimiento de un portaaviones pretende asustar a los pueblos de herencia bolivariana. Pueden seguir titulando y rumiando sus fracasos. Ya casi nadie les presta atención. El pueblo venezolano tiene claro que la única "dictadura" que ha conocido y que defiende es la dictadura del proletariado, instaurada desde que Hugo Chávez llegó al poder el 2 de febrero de 1999 y él transfirió ese poder al pueblo.
Los aventureros que intentaron entregar la Guayana Esequiba a los yankee quedaron al descubierto. Como fariseos modernos, se han quedado solos en un país destinado a la grandeza, no a ser desmembrado y vendido por partes por los neocolonialistas.
Venezuela seguirá siendo libre, independiente y soberana. Los amarillistas y mercenarios del periodismo pueden seguir titulando sus necróticas ilusiones, que caerán en sacos rotos. Un pueblo que estudia su historia y comprende los procesos políticos, económicos y sociales está blindado con una cultura revolucionaria invencible.
Para concluir, es pertinente mirar al Norte. El gobierno de Donald Trump tiene el rancho ardiente. Las multitudinarias protestas en Estados Unidos son un recordatorio de que su estrategia de exportar guerras para ocultar crisis internas es un juego peligroso. A Trump lo esperan serios problemas judiciales, incluidos los casos vinculados a Jeffrey Epstein, que bien podrían terminar por derrumbarlo. La historia, con su ironía, podría escribir un nuevo capítulo para la biblia de la geopolítica: "El que se mete con Venezuela, se seca".
Cosas veredes, Sancho.
Fuente: omarhdez78.blogspot.com
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Otra forma de informar y opinar. @omahdez78 / @omarhdez52-1 / omarhdez78 / omarhdez356628¿La Guerra Necesaria?: Soberanía Venezolana frente al Imperialismo Depredador Contemporáneo
Autor: Omar José Hernández Borges
Fecha: 26 de octubre de 2025
Afiliación: Investigador Histórico Independiente
Introducción
La historia de Venezuela, desde los tiempos de la gesta independentista hasta la contemporaneidad, ha estado marcada por una lucha constante contra formas sucesivas de dominación externa. Este ensayo analiza cómo, frente a lo que la teoría filosófica política identifica como imperialismo depredador, la defensa de la soberanía nacional puede constituir lo que la tradición del pensamiento político denomina una guerra justa cuando se cumplen ciertas condiciones de legitimidad . Partiendo de este marco conceptual, se examinará el desarrollo histórico de Venezuela como nación, identificando los momentos cruciales en que las potencias extranjeras han intentado socavar su autodeterminación para controlar sus vastos recursos naturales. El análisis concluye que, en el contexto actual de agresión multifacética, el pueblo venezolano asistido por la razón y el derecho histórico podría legitimar una defensa activa de su proyecto soberano.
Marco Teórico: Imperialismo Depredador y Guerra Justa
La dialéctica de los imperios: depredadores versus generadores
La filosofía política establece una distinción fundamental entre dos tipos de imperialismo: el depredador y el generador. Según esta conceptualización, un imperio depredador se estructura para mantener relaciones de explotación sistemática con las sociedades que coordina, impidiendo su desarrollo político y manteniéndolas en estado de subordinación . Ejemplos históricos canónicos incluyen el Imperio Persa de Darío, los imperios inglés y holandés de los siglos XVII al XIX, y el III Reich de la Alemania nazi . Estos imperios operan bajo una lógica extractivista pura, donde las sociedades colonizadas o coordinadas existen únicamente para beneficio de la metrópoli, sin perspectiva alguna de desarrollo autónomo o integración política plena.
Por contraste, un imperio generador (como el Romano o el Español en su concepción filosófica) aunque no exento de prácticas violentas y extractivas, determina el desenvolvimiento social, económico, cultural y político de las sociedades colonizadas, haciendo posible su transformación en sociedades políticas de pleno derecho bajo sus designios. La diferencia fundamental radica en que el imperialismo depredador estructura la dependencia perpetua, mientras que el generador (a través de dinámicas históricas complejas y no exentas de contradicciones) puede crear condiciones para el desarrollo político futuro, pero sin posibilidad de autodeterminación, caso de Puerto Rico, convertido en un Estado más del imperio yanqui.
La tradición de la guerra justa y su aplicación contemporánea
La teoría de la guerra justa tiene profundas raíces en el pensamiento occidental, desarrollándose desde San Agustín y Santo Tomás de Aquino hasta formulaciones contemporáneas como las de Michael Walzer 1. Santo Tomás estableció tres condiciones esenciales para una guerra justa: autoridad legítima del que la declara, causa justa (como responder a una injuria), e intención recta orientada al bien y a evitar males mayores. Estas categorías fundamentales —ius ad bellum (derecho a la guerra), ius in bello (derecho en la guerra), y ius post bellum (derecho después de la guerra)— constituyen un marco ético-jurídico para evaluar la legitimidad de los conflictos armados.
En el contexto venezolano contemporáneo, la teoría de la guerra justa proporciona una herramienta analítica para evaluar la legitimidad de la resistencia frente a lo que puede caracterizarse como un imperialismo depredador que busca controlar sus recursos estratégicos. Como señala la tradición agustiniana, la guerra nunca es deseable en sí misma, pero puede constituir un instrumento de paz cuando se enfrenta una agresión injusta que amenaza el bien común .
Análisis Histórico: La Lucha por la Soberanía Venezolana
La independencia y la traición a Bolívar
El proceso independentista venezolano iniciado por Simón Bolívar constituyó el primer gran esfuerzo por emanciparse del dominio imperial. Sin embargo, tras su muerte en 1830, se consumó lo que en la historiografía patriótica venezolana se identifica como la primera gran traición a su proyecto: la disolución de la Gran Colombia. Este evento, fraguado en la Casa La Estrella de Valencia mediante una alianza antipatriótica, por un lado Francisco de Paula Santander en Bogotá impulsó la separaci y José Antonio Páez en Caracas, representó el primer pacto de las élites criollas que iniciaría un patrón recurrente en la historia nacional: la claudicación ante intereses foráneos a cambio de poder local .
La Guerra Federal y su secuela de traiciones
La Guerra Federal (1859-1863), liderada por Ezequiel Zamora, representó un esfuerzo genuino por continuar el proyecto bolivariano de justicia social bajo el lema de "tierras y hombres libres". La victoria de Santa Inés en Barinas demostró el potencial popular de un ejército comprometido con los desposeídos. Sin embargo, el asesinato de Zamora el 10 de enero de 1860 en Cojedes (orquestado por sus propios compañeros de armas, incluido su cuñado el General Juan Crisóstomo Falcón y el General Antonio Guzmán Blanco) marcó el segundo gran pacto de las élites contra el pueblo venezolano . El conocido "Pacto de Coche" consumó esta traición, derivando en la derrota histórica de campesinos, indígenas y afrodescendientes que habían combatido por su emancipación.
El siglo XX: la entrega sistemática al imperialismo
El ascenso de Cipriano Castro representó un breve interludio de nacionalismo defensivo frente a la "planta insolente del extranjero". Sin embargo, la traición por Juan Vicente Gómez (con complicidad del gobierno estadounidense) inauguró el tercer pacto de entrega nacional, estableciendo 28 años de dictadura al servicio de intereses foráneos . Este patrón se repetiría con el derrocamiento de Isaías Medina Angarita, el gobierno de Rómulo Gallegos y la posterior dictadura de Marcos Pérez Jiménez, que constituyó el cuarto pacto con potencias extranjeras.
El Pacto de Puntofijo (1958) representa quizás el epítome de esta claudicación estructural. Bajo apariencia democrática, este acuerdo —previamente fraguado en el llamado Pacto de Nueva York— institucionalizó por 40 años un sistema de alternancia entre partidos que garantizaba el control extranjero sobre los recursos venezolanos, particularmente el petróleo, mientras perpetuaba la exclusión de las mayorías . Este periodo de "democracia pactada" constituye, en la perspectiva histórica patriótica, la consagración del modelo depredador que drenaba la riqueza nacional hacia metrópolis extranjeras mientras mantenía al pueblo en estado de postración política y económica.
La Venezuela Contemporánea frente al Imperialismo Depredador
El proyecto bolivariano y la reacción internacional
Con la llegada al poder de Hugo Chávez en 1998, por primera vez desde Cipriano Castro Venezuela adoptó una postura abiertamente soberanista respecto a sus recursos naturales. Las políticas de nacionalización petrolera y la reorientación de la renta hacia programas sociales representaron una ruptura radical con el modelo extractivista al servicio de intereses foráneos. Como explica la teoría del imperialismo depredador, cuando una nación oprimida intenta reconfigurar las relaciones de explotación para beneficio propio, el imperio depredador activa mecanismos de presión multifacética para restablecer el statu quo anterior .
La administración de Nicolás Maduro ha profundizado este proyecto soberanista, enfrentando por ello una escalada de agresiones que incluyen sanciones económicas asfixiantes, operaciones de desestabilización interna y amenazas militares abiertas. Estas acciones responden a la lógica del imperialismo depredador descrita por la filosofía política: cuando una sociedad coordinada intenta escapar de la relación de explotación, el imperio moviliza sus recursos para reconfigurar la dependencia .
La guerra no convencional y la respuesta legítima
En el contexto del siglo XXI, el imperialismo depredador ha perfeccionado sus métodos de dominación, empleando lo que la teoría militar denomina guerra híbrida . Esta incluye sanciones económicas que constituyen castigo colectivo, guerra mediática para socavar la legitimidad gubernamental, financiamiento de oposición interna y amenazas de intervención militar directa. Frente a esta agresión multifacética, la teoría de la guerra justa proporciona elementos para evaluar la legitimidad de la defensa nacional.
Como estableció la tradición agustiniana y tomista, la causa justa existe cuando un pueblo enfrenta una injuria grave que amenaza su existencia como sociedad política soberana. La autoridad legítima recae en el gobierno constituido que cuenta con amplio apoyo popular. La intención recta se manifiesta en la búsqueda de una paz justa y la preservación de la autodeterminación nacional. Bajo estos criterios, la resistencia venezolana frente al imperialismo depredador contemporáneo se inscribe en la tradición de las guerras justas como acto de legítima defensa colectiva.
Conclusión
A lo largo de su historia, Venezuela ha enfrentado sucesivas formas de imperialismo depredador que han intentado (con diversos niveles de éxito) subordinar su desarrollo nacional a los intereses de potencias extranjeras. Desde la disolución de la Gran Colombia hasta el Pacto de Puntofijo, las élites locales han recurrentemente claudicado ante estos proyectos de dominación, traicionando los intereses populares que dicen representar.
Frente a esta historia de claudicaciones, el proyecto bolivariano representa un punto de inflexión en la lucha por la soberanía nacional. La agresión multifacética que hoy enfrenta Venezuela por parte de potencias extranjeras y sus aliados locales confirma que cualquier intento genuino de autodeterminación será combatido por los mecanismos del imperialismo depredador contemporáneo.
En este contexto, la reflexión sobre la guerra necesaria adquiere plena vigencia. No como expresión de belicismo, sino como legítima defensa frente a una agresión que amenaza la existencia misma de Venezuela como nación soberana. Como enseñaron tanto Sun Tzu como la tradición de la guerra justa, la mejor guerra es la que se evita, pero cuando un pueblo enfrenta la elección entre la sumisión y la defensa de su derecho a existir, la resistencia activa se transforma en un imperativo moral y patriótico. La historia juzgará a quienes, en estos momentos decisivos, mantuvieron la dignidad frente a la opresión depredadora.
Los traidores están y estarán operando siempre para el enemigo del pueblo, no queda más que éste los controle y a la hora decisiva tome sus medidas necesarias para garantizar la victoria: el pueblo sabe a la hora del inicio de una guerra que hacer con sus enemigos. Ese día la burla se convertirá en rictus amargo.
Dios nos libre de la guerra, pero en caso de ser necesaria actuemos en consecuencia.
Cosas veredes Sancho.
omarhdez78.blogspot.com
Referencias Bibliográfica
1. Filosofía en español. (s.f.). Imperios depredadores / Imperios generadores: Dialéctica entre fines particulares (moleculares) / fines del Imperio (molares). Recuperado de https://www.filosofia.org/filomat/df723.htm
2. Wikipedia. (s.f.). Guerra justa. Recuperado de https://es.wikipedia.org/wiki/Guerra_justa
3. Filosofía en español. (s.f.). Imperialismo depredador. Recuperado de https://www.filosofia.org/filomat/df583.htm
4. Universidad de Salamanca. (2019). Las intervenciones humanitarias en la teoría de la "guerra justa" de Michael Walzer: su respuesta al conflicto entre principios. Derechos y libertades: Revista de Filosofía del Derecho y derechos humanos, 41, 149-180.
5. Hablemos de Derecho Internacional. (2024, 20 de agosto). La Guerra Justa: Reflexiones Históricas, Éticas y Contemporáneas. Recuperado de https://www.hablemosdi.com/post/la-guerra-justa-reflexiones-hist%C3%B3ricas-%C3%A9ticas-y-contempor%C3%A1neas
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Otra forma de informar y opinar. @omahdez78 / @omarhdez52-1 / omarhdez78 / omarhdez356628ODA A ZENAIDA MATA DE RODRIGUEZ, LA MADRE INMORTAL
I
En Margarita nació un corazón
que al tiempo impuso su propia razón;
noventa y nueve años de lucha y fe,
Zenaida es nombre que no morirá.
II
De Pedro González, Nueva Esparta, partió con valor,
madre de Noelis Gregorio, guardián de su honor;
secuestran a su hijo en la urbe feroz,
y ella alza el grito con fuerza atroz.
III
Alicia Pietri, Primera Dama, su ruego ignoró,
Caldera mintió, su boca negó;
“No está en registros”, la prensa escuchó,
pero en su pecho la verdad latió.
IV
Huelga de hambre, su cuerpo quebró,
mas no su espíritu, que se alzó;
Lidice Navas le dio su apoyo,
y en el hospital sintió el despojo.
V
“¿Qué hacen aquí?”, les gritó con ardor,
“busquen a Noel, cumplan su labor”;
A los policías corrió con voz de tempestad,
ejemplo eterno de dignidad.
VI
En Cocollar, el cura alcahueta habló:
“Busque en los libros lo que perdió”.
“¿Ud. cree que yo soy pendeja o estoy loca?”, ella respondió,
“en ningún libro desaparecido se anotó”.
VII
Jóvenes críticos, con arte y pasión,
montaron la obra “Noel Rodríguez”;
allí denuncian la opresión estatal,
y a Zenaida muestran como un faro inmortal.
VIII
“Antes de morir”, dijo con claridad,
“encontraré a Noel en la oscuridad”;
y en dos mil doce, al fin,
la tierra devolvió su ser tan querido.
IX
Noventa y nueve años, cumplió con honor,
enterrado su hijo, cumplió su labor;
hoy se despide en Dolor Mayor,
pero su lucha se alza con fulgor.
X
¡Viva Zenaida, madre y guía!
¡Honor y gloria cada día!
No es un adiós, es un “hasta luego”,
mientras su bandera en alto ondea el fuego.
XI
Rosa Hernández, de Aragua de Bna, la voz,
y Rosa Rojas de Soto, de Orituco feroz,
con Ana Suárez, de Pasquier el dolor,
tejieron un manto de mismo clamor.
XII
Todas sufrieron el mismo quebranto,
la búsqueda eterna, el profundo llanto;
sus hijos arrancados por un pacto vil,
para un status quo miserable y sutil.
XIII
Mas la justicia divina giró,
un sicario arrepentido habló;
y el lugar del crimen al fin reveló,
donde el cuerpo de Noel el sistema escondió.
XIV
Sus restos hallados, faro y lección,
dieron la razón a su vindicación;
la verdad rompió la gruesa prisión
de la mentira y la traición.
XV
¡El sistema puntofijista mataba!
¡Al ausente infamaba y negaba!
Pero la entereza de madre sagrada
dejó para siempre su causa grabada.
XVI
Hoy son ejemplo de entereza y honor,
semilla fecunda de un nuevo vigor;
Zenaida, Rosas, Ana… ¡eterno fulgor!
¡Vuestro coraje vibra con valor!
=====================================
Estos versos son mi ofrenda a quienes mantendrán viva en la memoria la lucha colectiva de estas mujeres valientes, cuya búsqueda incansable agotó la vida misma, que sólo la despedida eterna puede alcanzar el objetivo propuesto: desenterrar no sólo los huesos de sus seres queridos, sino la verdad misma, sembrando una lección imperecedera de dignidad contra el olvido.
Esta oda servirá como testimonio perdurable de lucha y un tributo a una mujer que se convirtió en símbolo de resistencia y amor maternal más allá de toda medida.
Omar José Hernández Borges
Cosas veredes Sancho
omarhdez78.blogspot.com
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Otra forma de informar y opinar. @omahdez78 / @omarhdez52-1 / omarhdez78 / omarhdez356628🎬 Crónica de la Plaza: El Cine Victoria y los Rituales de una Generación
🏙️ El Escenario: La Plaza Bolívar de Aragua de Barcelona
Era el corazón de la comunidad. Un espacio público que funcionaba como punto de reunión, antesala de sueños y reflejo de una adolescencia que se construía entre películas, música y conversaciones. No solo era un lugar físico; era un territorio de identidad.
🎟️ El Ritual de la Espera
Cada tarde, entre las 5 y las 6 pm, el entorno del Cine Victoria se llenaba de vida. Íbamos en grupo —primos, compañeros del barrio— con una misión clara: entrar al cine. Pero la espera era, en sí misma, un acto cultural. Mientras sonaban orquestas como la Billos Caracas Boys y Los Melódicos, o el rock vibrante de Los 007, compartíamos las travesías del día. Entre esas melodías, una canción quedó grabada en la memoria colectiva: aquella del chofer que perdió a su novia en un accidente, con su estribillo desgarrador:
"…Por qué se fue
por qué murió
por qué el Señor me la quitó…"
Esa canción era más que música; era un lamento compartido, un pedazo de vida puesto en verso.
🎶 El Himno de la Despedida: “Alma Llanera”
Como un reloj cultural, al terminar la venta de entradas, se escuchaba “Alma Llanera”. Esa canción no solo cerraba un acto; despachaba emociones, unía generaciones y daba paso a la siguiente parte del ritual: entrar al cine. Quienes tenían para la entrada, desfilaban hacia la taquilla. El ticket no era solo un pase; era una llave a otros mundos.
📰 La Cartelera: Ventana a la Imaginación
Revisar la cartelera era un ritual semanal. Pasábamos por el cine aunque no fuéramos a entrar, solo para ver qué películas se anunciaban. Era nuestra conexión con el cine mexicano en su Época Dorada, pero también con el western estadounidense que empezaba a ganar terreno:
· "Por Unos Pocos Dólares" con un joven Clint Eastwood.
· "Django", con Franco Nero como justiciero solitario.
· Las comedias de "Trinity", con el dúo inolvidable de Terence Hill y Bud Spencer.
El cine no era solo entretenimiento; era educación sentimental, formación de carácter.
🗣️ La Plaza como Semillero Político
El Cine Victoria y sus alrededores eran más que un espacio de recreación: eran un laboratorio de ideas. Allí, entre función y función, se gestaban diálogos que pronto se transformarían en acción. A los 14 años, muchos ya militábamos en el Partido Revolucionario de Integración Nacionalista (PRIN), un espacio que agrupaba a dirigentes del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), entonces ilegalizado por su participación en la guerrilla de los años 60.
Esa no era una elección casual: era la respuesta natural de una generación que creció entre contrastes, entre el cine que soñaba y la realidad que exigía cambios.
🎭 Conclusión: Memoria con Estilo
Aquellos años en la Plaza Bolívar y el Cine Victoria no fueron solo “tiempo pasado”. Fueron el crisol donde se forjó una manera de ver el mundo: entre butacas, música de orquestas, gritos de vendedores, carteleras cambiantes y canciones que todavía resuenan. Época de formación, de amistad, de política incipiente… de vida en estado puro.
✨ Esta no es solo una anécdota: es un documento vivo de cómo el cine, la música y la plaza se unieron para escribir una página imborrable en la historia personal y colectiva de toda una generación.
Hoy llamamos porque la juventud del siglo XXI le den al Cine Victoria el lugar que le corresponde en la creación de la cultura necesaria para una sociedad que tiene que aportar mucho en ese sentido, por aquello de ser la "Atenas de Oriente" forjadora de generaciones que hacen su aporte silencioso al país que los vio nacer.
🎬 RECUERDOS DE CINE MEXICANO. ÉPOCA DE ORO: 1950-1970
🤠 GRANDES ÍCONOS MASCULINOS (1950-1970)
Pedro Infante (1917-1959)
· "Nosotros los pobres" (1948)
· "Ustedes los ricos" (1948)
· "Los tres huastecos" (1948)
· "A toda máquina" (1951)
· "¿Qué te ha dado esa mujer?" (1951)
Jorge Negrete (1911-1953)
· "¡Ay Jalisco no te rajes!" (1941)
· "El peñón de las ánimas" (1943)
· "Dos tipos de cuidado" (1953) - Con Pedro Infante
Antonio Aguilar (1919-2007) - Activo 1950-2000
· "El rapto" (1953)
· "La huella del chacal" (1960)
· "El Alazán y el Rosillo" (1964)
· "Tierra de Valientes" (1966)
🥋 LUCHADORES-ACTORES (1950-1970)
El Santo (Rodolfo Guzmán Huerta)
· "Santo vs los Zombies" (1961) - Su primera película
· "Santo vs las Mujeres Vampiro" (1962)
· "Santo vs el Estrangulador" (1974)
· "Santo vs las Momias de Guanajuato" (1970)
Blue Demon (1922-2000)
· "Blue Demon vs las Diabólicas" (1966)
· "Blue Demon vs las Seductoras" (1969)
· "Santo y Blue Demon contra los Monstruos" (1970)
Mil Máscaras (debut 1965)
· "El Mil Máscaras" (1965)
🤡 ACTORES CÓMICOS (1950-1970)
Cantinflas (Mario Moreno)
· "El Siete Machos" (1950)
· "Si yo fuera diputado" (1951)
· "El Extra" (1962)
· "El Señor Doctor" (1965)
· "Por Mis Pistolas" (1968)
Viruta y Capulina (1958-1970s)
· "Los Reyes del Volante" (1969)
· "La Sonrisa del Diablo" (1970)
· "Los Beverly de Peralvillo" (1971)
Clavillazo (Antonio Espino)
· "El Rey de Cabaret" (1965)
· "Los Fantasmas Burlones" (1965)
💃 ACTRICES (1950-1970)
Libertad Lamarque (Argentina en México)
· "Soledad" (1947)
· "Escuela de música" (1955)
Rosita Quintana
· "Los hijos de María Morales" (1952)
Lorena Velázquez
· "Las Vampiras" (1968)
· "Las Luchadoras vs el Robot Asesino" (1969)
Flor Silvestre (esposa de Antonio Aguilar)
· "La Bandida" (1963)
· "El Alazán y el Rosillo" (1964)
🎭 ACTORES DE ACCIÓN Y SERIES
Julio Alemán
· "El Látigo Negro" (1967) -
· "El Jinete Negro" (1960) -
· "El Zorro" (1974) -
Los Tres Villalobos (También Serie de radio)
· Jorge Rivero
· Alfonso Munguía
· Alberto Inzúa
🎯 ACTORES DE REPARTO (1950-1970)
Wolf Ruvinskis (1921-1999)
· Villano en "El enmascarado de plata"
· "La Sombra Vengadora" (1971)
. Villano en muchas películas
📊 GÉNEROS DOMINANTES POR DÉCADA
Años 50:
· Comedias rancheras
· Cine melodramático
· Primeras películas de luchadores
Años 60:
· Boom del cine de luchadores
· Westerns mexicanos
· Comedias de carpa
Años 70:
· Cine de ficheras (inicio)
· Cine de luchadores en declive
· Comedias urbanas
Una verdad inocultable:
México produjo más de 100 películas anuales.
· Las películas se exportaban a toda Latinoamérica y España.
· El cine de luchadores fue un género único mexicano.
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Por último, es importante indicar que en la Aragua de Barcelona de finales de la década de los 60' existian dos cines, uno en la calle Sucre, "el Cine Victoria" y el otro en la Calle Piar, "el Cine Aragua".
Al primero asistia la clase media y la clase "pudiente" el mismo se mantiene hoy dia como lugar de presentación de espectaculos, sin mucha programación; ademas es sede de la Escuela de Música Municipal.
Al segundo asistían los de la clase obrera y campesina, estudiantes y algún otro personaje de la vida pública del municipio, este ultimo cine así como la Calle desaparecieron, específicamente la Calle se cerró para darle paso a un Boulevard, el cual se incorporó a la Plaza Bolívar. 🎥✨
Cosas veredes Sancho.
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¡Sin memoria no hay Victoria!
Poema: "Algoritmo del Andar"
Mi vida es un tejido de circunstancias,
de luces agradables y sombras que cansan.
Mis epifanías, faros de certezas,
con precisiones de exactas finezas,
desarrollan su canto, algoritmos rítmicos,
en versos de instantes siempre armónicos.
Mas surge a veces la pregunta precisa:
¿Supimos corresponder a lo que tramaba el día?
Falta cruzar la ciénaga borrascosa,
donde se hunde el pie y la marcha reposa,
y en ese lodo se retrasa el proceso
de un goce negado, de un fraterno beso.
No claudicar ante el fango es mi destino,
por la nostalgia de un claro destino.
Serpentean los reptiles del abismo,
castigo a un plan imperfecto y mismo.
Pero la terquedad, esfuerzo alado,
da el fruto del éxito, claro y ofrendado.
Cosas veredes Sancho.
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¡Sin memoria no hay Victoria!
Desde mi perspectiva, como coterráneo de Juan Medina Figueredo, es un honor presentarles este texto suyo, “Buche de Café”, que es mucho más que un simple recuerdo; es una inmersión en el alma de nuestra tierra.
Juan Medina nos teje, con una prosa tan austera y potente como la realidad que describe, una narrativa donde el hilo conductor es ese acto casi sagrado: compartir un pocillo de café. Pero no un café cualquiera, sino uno servido en un “pocillo esconchao”, por supuesto en esos tiempos eran de peltre, un detalle que se repite como un estribillo y que nos habla de una vida marcada por el desgaste y la pobreza, pero también por la dignidad y la resistencia.
A través de sus viñetas, viajamos desde los caminos rurales de antaño hasta los barrios fundados por desamparados. En cada escena, el “buche de café” es el ritual que sella encuentros, mitiga el hambre, ofrece consuelo en un velatorio o rompe el hielo del miedo en una madrugada de lluvia y guerrilla. Es el símbolo de la hospitalidad más elemental y, a la vez, más profunda.
Sin embargo, Juan no cae en un costumbrismo nostálgico. Con una mirada lúcida y sin concesiones, nos muestra el contraste entre la pobreza extrema de Celestino Almea y la riqueza espiritual de quienes, como el abuelo de Claudio, parecen vivir del aire y la luz de la montaña. O el golpe de realidad en la Aragüita de los 90, donde la comunidad se fractura con la tacañería de Montoya y el paisaje se envenena, igual que los peces del lago.
En esencia, “Buche de Café” es un viaje al corazón de una Venezuela rural y marginal, contado desde los ojos de quien la ha caminado y vivido. Es un texto que huele a leña húmeda, a tierra mojada y, sobre todas las cosas, a café recién colado. Es la crónica de un mundo donde, a pesar de la escasez, lo único que nunca falta es la voluntad de compartir lo poco que se tiene, porque en ese acto simple, como un buche de café, reside la verdadera riqueza.
Les invito a saborear cada palabra, a dejarse llevar por estas memorias que, estoy seguro, resonarán en la memoria de todos nosotros, que como el escritor hemos transitado por caminos de la parte rural de nuestra Venezuela, y en algunas ocasiones teniendo similares vivencias.
Omar José Hernández Borges
Cosas veredes Sancho.
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*BUCHE DE CAFÉ*
Por Juan Medina Figueredo
Mediados de los años cincuenta. Caminar todo el día por un camino rural sombreado y sembrado de jobos silvestres, único alimento para mi primo Ramón Figueredo y para mí, apenas un niño. Arribamos al caserío Sabana Grande al final del día. Encuentro con Celestino Almea, padre campesino de mi primo y otro par de sus labriegos acompañantes, en el frente de su rancho sin paredes, techo de paja y troja. Cuentos al pie del fogón al aire libre, buche de café en pocillo esconchao, dormir sobre piso de tierra y en la troja. Levantarnos al amanecer y coger camino, atravesando la paja y el rocío hacia el rancho de la comadre Pancha, en el mismo vecindario, para sorber nuestro primer y único alimento de la mañana, antes de la partida para el conuco de los labriegos y de nuestro retorno para Aragua de Barcelona: café calientico en un pocillo de peltre esconchao. A Celestino Almea se le quemó el rancho, se salvó solamente su virgencita en un rincón. Sin nada en sus bolsillos, refugiado en Aragua de Barcelona, nunca tuvo para tomarse un trago de café en su propio rancho y todos los días visitaba mi familia para tomar su café mañanero en otro pocillo esconchao. Cuando murió su hermano, sin que tuviera café para el velatorio, se lo llevó en un cuero, abríó él mismo un hueco, con pico y pala prestados, y él solito, sin cura ni acompañantes, lo enterró en el cementerio de los pobres, que ni alambrada tenía.
1971 ó 1972, desde el rancho de mi refugio, en el barrio San Blas de Petare, en compañía del joven Claudio Arvelo, viajo en autobús por la vieja carretera de Santa Lucía. Objetivo: explorar las montañas de los alrededores. Al atardecer, arribamos al rancho del abuelo de Claudio, en el cual dormimos sobre un pajal acondicionado por el viejo, quién allí vivía con una vieja loca que andaba por todos los rincones y la cocina de fogón de piedra con sus interminables e inaudibles jerigonzas, en ininterrumpidos soliloquios. Antes de dormir, ni bollitos pelones, ni caraotas ni frijoles, sólo café en un pocillo de peltre esconchao. Al amanecer y despertarnos, otro buche de café en el mismo pocillo de peltre esconchao, mientras la vieja seguía atizando las brasas del fogón y soplando la candela sin nada que cocinar. El viejo sale para el conuco con su buche de café y regresará, aproximadamente a las cuatro de la tarde, para otro buche de café. Claudio y yo nos internamos en las montañas, hundidos en su verdes, infinitos y altos muros, sin otro paisaje que bosques de gigantescos árboles y el sol que nos alumbraba muy cálido y radiante. Hondo respiramos y de un imprevisto salto nos elevamos por los aires, sobre un tapiz de loros y gujacamayas, entonces, repentinamente, entendimos porqué al abuelo de Claudio le bastaba un buche de café por la madrugada y otro al fin de la tarde y su reencuentro con su vieja de conversaciones a solas por todos los rincones de su rancho, a todas horas. Vivían en el aire y les bastaba el aire y posiblemente levitaban dormidos todas las noches.
Finales de los años sesenta. Miembros del Frente Guerrillero “Antonio José de Sucre”, toman el pueblo de Cumanacoa, estado Sucre. Sobreviene un cerrado cerco militar antiguerrillero. Los campesinos están aterrorizados. Bajo la lluvia de todo el día y toda la noche, al frente de la guerrilla el comandante Américo Silva, siempre con su sombrerito y muy conocedor y querido por esos lares, donde podía apoyarse ampliamente entre familiares, parientes, amigos y campesinos, incluso en autoridades locales. Llegan frente a un rancho campesino, con las puertas cerradas, en la madrugada de insondable silencio. Todos están emparamados y temblando por el frío. Estaba cerradamente oscuro todavía. No paraban la lluvia ni el frío ni el viento. Tocan la puerta. Silencio más profundo todavía. Nadie se mueve adentro, ni respira ni responde. Vuelven a tocar, igual ausencia de respuesta desde trasmundo. Se adelanta Américo Silva, toca la puerta y grita delante de ella: “¿Y es que aquí no le sirven café al caminante?”. De inmediato se oyeron pasos de cholas en el interior del rancho y de un empellón abrieron la puerta, mandaron a pasar, movieron y soplaron las brasas del fogón y colocaron la paila para el café sobre las topias.
Años noventa, en Aragüita, a orillas del lago de los tacariguas. En este barrio, recién fundado por los desamparados de Guacara, bajo la dirección de Roseliano Serrades, caudillo y perito itinerante en ocupaciones de tierras baldías y de controvertidos propietarios, después del trazado de calles fundacionales solíamos reunirnos con los activistas comunitarios del lugar en casa del negro Montoya. Los fines de semana, al finalizar estas reuniones, las colombianas estremecían sus ranchos con el movimiento de sus cinturas y el cepilleo del piso de cemento con sus sandalias al ritmo de cumbias y vallenatos, algo perdía uno entre tanto baile y cerveza, yo perdí un reloj que me regalara mi padre, así como un viejo Volkswagen azul, obsequiado también por mi padre al inicio de mis estudios de Derecho, en el que me movía por Valencia, Naguanagua, Guacara y barrios aledaños, hasta que comenzó a fallarme y tenía que andar empujándolo por calles y avenidas, por lo cual finalmente lo vendí por cuatro lochas a un vecino que sabía de mecánica. Aunque creo recordar que Roseliano me lo pidió fiao, en casa de las colombianas, yo se lo cedí, luego en una pea nocturna lo pegó contra un poste de electricidad en un basurero de Guacara, allí lo abandonó como chatarra y nunca me lo pagó. Montoya jamás y nunca nos sirvió un buche de café. Al final de una tarde llegó el día y la hora de burlarnos de Montoya, tan tacaño. Bueno vale, ¿no vas a servirnos alguna vez un cafecito?. Nos dio la espalda y se fue a la cocina, vino con una bandeja de pocillos de peltre esconchaos. Sorpresas que da la vida, todos escupimos con asco el primer trago de lo que resultó ser ron de culebra morrona. Más nunca volvimos a reunirnos en casa del negro Montoya y preferimos hacerlo en casas de las colombianas, escuchando cumbias y vallenatos entre tragos de cerveza, cepillao de vientres y caderas y sudoraciones con el termómetro a nivel del lago de los tacariguas, bajo el vaho de los oscuros peces San Pedro, muertos en sus orillas, envenenados por los desechos de tantas cloacas volcadas en sus aguas. Así, ya de madrugada, para la despedida, el omnipresente buche de café en pocillo de peltre esconchao, a orillas del fogón de leña.