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Otra forma de informar y opinar. @omahdez78 / @omarhdez52-1 / omarhdez78 / omarhdez356628¡Sin memoria no hay Victoria!
Agustín Calzadilla, el abogado que defendio al poeta Guerrillero JMF.
Agustín Calzadilla fue una figura importante en la lucha por los derechos humanos durante la Cuarta República en Venezuela, con una trayectoria marcada por su labor como abogado defensor de revolucionarios y su activismo político. Esta tabla resume los aspectos clave de su vida:
Aspecto -Detalle:
Actividad Principal: Abogado, profesor universitario y defensor de derechos humanos.
Trayectoria Política: Militancia en la Juventud del MIR; miembro de la dirección nacional de la Organización de Revolucionarios / Liga Socialista; fundador y director del Comité de Defensa de los Derechos Humanos.
Labor en Derechos Humanos: Defensa jurídica de presos políticos; interposición de Habeas Corpus; denuncia pública de torturas y asesinatos por parte de los organismos de seguridad del Estado.
Conexión con Jorge Rodríguez: Compañero de militancia en la Liga Socialista y miembro de su dirección clandestina junto a Rodríguez.
Caso Juan Medina Figueredo (JMF): Su defensor jurídico; primer visitante en prisión; logró su excarcelación mediante un Habeas Corpus.
Caso David Nieves: Denunció su secuestro y tortura por la DISIP, hechos vinculados al asesinato de Jorge Rodríguez.
🎯 Su participación en casos emblemáticos
Agustín Calzadilla estuvo directamente involucrado en la defensa y denuncia de los casos que se mencionan de torturas, secuestros, encarcelamientos, muertes y desapariciones de revolucionarios venezolanos, en el contexto de la represión política durante el primer gobierno de Carlos Andrés Pérez y otros mandatarios involucrados posteriormente.
1. El asesinato de Jorge Rodríguez: Calzadilla fue compañero de militancia de Jorge Rodríguez, el secretario general de la Liga Socialista, quien fue detenido, torturado y asesinado por la DISIP (la policía política de la época) el 25 de julio de 1976. Tras este crimen, Calzadilla, junto a otros camaradas como Carmelo Laborit, se encargó de denunciar frontalmente a los responsables, entre los que se señalaba al entonces ministro del Interior, Octavio Lepage, y al director de la DISIP, Arístides Lander. Su labor fue crucial para mantener viva la memoria del caso y combatir la versión oficial que intentaba presentar el hecho como una acción aislada de "funcionarios psicópatas".
2. La detención y tortura de Juan Medina Figueredo: Calzadilla fue el defensor jurídico de Juan Medina Figueredo, un revolucionario detenido en 1972 y sometido a 13 días de tortura (con descargas eléctricas, ahogamientos y golpizas) por el SIFA. Calzadilla interpuso un Habeas Corpus que resultó en la excarcelación de Medina. Además, fue su primer visitante en el Cuartel San Carlos, actuando como enlace con su organización política.
3. El secuestro y tortura de David Nieves: David Nieves, también militante de la Liga Socialista, fue secuestrado y torturado por la DISIP en los mismos días del asesinato de Jorge Rodríguez. La organización de Calzadilla, el Comité de Defensa de los Derechos Humanos, denunció su desaparición y torturas a través de los medios de comunicación, sacando el caso a la luz pública. La defensa de estos casos estableció un patrón de terrorismo de Estado utilizado contra los opositores políticos.
📚 Perfil intelectual y político
Más allá de su labor como abogado, Agustín Calzadilla fue un intelectual y teórico de la revolución.
1. Teórico de la Revolución Bolivariana: En sus escritos, abogaba por la elaboración de una teoría revolucionaria crítica propia para el proyecto socialista en Venezuela. Sus elementos propuestos incluían una profunda crítica al capitalismo global, el imperialismo y el socialismo burocrático estatista.
2. Activista y bohemio: Sus compañeros lo recuerdan como una persona valiente y de fuerte convicción ética, que no claudicó ante las amenazas del poder. También era conocido por su lado bohemio, su afición a la canción y la guitarra.
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Juan Medina Figueredo:
Agustín Calzadilla: El Refugio, la Ley y la Orden en el Calabozo
Desde estas cavernas digitales, donde la memoria se reconstruye letra a letra, trazo el rostro de un hombre que fue mucho más que un amigo: fue un compás de esperanza en la oscuridad. Hablo de Agustín Calzadilla. Y para honrar su memoria, hay que decir, sin vueltas, al menos estas tres cositas que lo definen en rojo y a fuego.
Primero, su casa no era simplemente un hogar; era un arca de resistencia. Esa puerta fue refugio de cuanto "animal político de Aristóteles" (ése pensador con alma revolucionaria) era perseguido por la jauría del poder. Allí no solo se ofrecía techo; se daba cobijo, solidaridad y un plato de comida compartido. Era el santuario laico del perseguido, una trinchera doméstica donde el enemigo no podía entrar.
Segundo, él fue el verbo y la acción. Fue el abogado fundador de la Asociación, y luego del partido político, que llevó por nombre Liga Socialista. No solo defendía a los militantes con las herramientas de la ley; forjó la herramienta política misma desde la que luchar. Y en él, la coherencia no era una pose, era un latido. Por su boca hablaba su corazón, tal como lo predicara Jesús, aunque Agustín se mantuviera como un terco ateo, una fe inquebrantable en el hombre que ni las artes de bailarina árabe de su amada esposa marroquí han logrado quebrar.
Y tercero, en la crudeza del encierro, su humanidad era una chispa de luz. Él, desde la libertad, era el único vínculo con la dignidad. Y no sé si hubo algún otro prisionero político, como yo, que en medio de la desesperación de una soledad carcelaria impuesta por el neofascismo exterminador, llegara al atrevimiento supremo de pedirle, no un libro, no un mensaje, sino una mujer para el cautiverio. Un acto de pura y desesperada humanidad que él, seguramente, comprendió sin juzgar.
Pero si hay una anécdota que pinta su entereza y su arrechera, es esta: sentados ambos en un banquito, durante su visita a mí en el Cuartel San Carlos, me miró con esa seriedad que no admitía réplica y, actuando como portavoz político, me ordenó con la autoridad que solo da la lealtad: "El Partido te manda decir que te hagas la paja!".
Era una orden surrealista, una consigna de resistencia biológica y política. No era una broma; era un mandato para sobrevivir, para mantener la cordura y la vitalidad incluso en la celda más oscura. En esa frase seca, sin poesía, estaba todo Agustín: el camarada, el estratega, el amigo que te ordenaba seguir vivo, con todas las herramientas a tu alcance.
Sara Godoy de Nieves (esposa de David Nieves) lo resume: los olvidados de la Revolución Bolivariana.
He dicho.
JUAN MEDINA FIGUEREDO
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Omar José Hernández Borges
Cosas veredes Sancho.
omarhdez78.blogspot.com
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