#INSURGENCIADELSIGLOXXI
Otra forma de opinar e informar. @omarhdez78 / @omarhdez521
Serie de "Cuentos de mi pueblo"
"Caigo... o no caigo"
En la Ceiba Murmurante se escuchaba ese susurro de Terror Nocturno
En
Aragua de Barcelona, estado Anzoátegui, donde la brisa susurra entre
las ramas de las ceibas centenarias, se escondía un misterio que erizó
la piel de los lugareños durante generaciones. La leyenda del "Caigo... o
no caigo" acechaba en la oscuridad, envolviendo a la Ceiba en un aura
de terror y fascinación.
En
la década de 1960, cuando la noche caía sobre la población, un
escalofrío recorría la espina dorsal de aquellos que se aventuraban por
la solitaria carretera en su paso hacia la Baquera. Un susurro
fantasmal, nacido de las sombras de la ceiba, helaba la sangre:
"Caigo... o no caigo".
El
terror se apoderaba de los caminantes, paralizándolos en la penumbra.
Algunos, presa del pánico, se lanzaban a la carrera, tropezando con la
arena que abundaba en el camino. Otros, con el corazón palpitando a
ritmo frenético, se aferraban a la alambrada de la cerca que bordeaba la
quebrada del Parramón, cercana a la carretera, implorando por un
resquicio de luz.
Las
historias del "Caigo... o no caigo" se multiplicaron como enredaderas
trepadoras. Algunos aseguraban haber visto una sombra espectral
deslizarse entre las ramas de la ceiba. Otros juraban haber escuchado el
crujir de huesos y el lamento de una víctima. La leyenda se convirtió
en un conjuro que ataba a la población al miedo.
Las
noches se poblaron de valientes improvisados, aquellos que desafiaban
la oscuridad en grupos, armados con el valor que solo da la compañía. La
risa nerviosa y las botellas de ron servían como escudos contra el
terror.
Un 24 de
diciembre, un hombre conocido por su bravura y su manejo del machete,
decidió desafiar al "Caigo o no caigo". Embriagado por la fiesta
decembrina, se enfrentó a la voz fantasmal con insultos y amenazas. La
ceiba respondió con un macabro juego de azar, lanzando uno a uno los
miembros de un cuerpo invisible.
Al
despuntar el alba, el hombre, empapado en sudor y con el rostro pálido
como la luna, descubrió la verdad: el "Caigo... o no caigo" no era un
monstruo del más allá, sino un familiar bromista que disfrutaba jugando
con el miedo de los incautos.
Las
ocurrencias de personajes de nuestro pueblo, se van convirtiendo en
leyendas, cuentos de camino, como acostumbramos decir, y en fin obliga a
los que vivieron esa época utilizar el imaginario colectivo y plasmar
en su prosa los acontecimientos como propios:
Las historias del pueblo, leyendas se vuelven,
cuentos de camino que el tiempo esculpe.
Los que vivieron, con tinta de memoria,
plasman en prosa su viva leyenda.
La
leyenda del "Caigo o no caigo" se transformó con el tiempo, mutando en
diferentes versiones, cada una con su propio toque de misterio y terror.
Sin embargo, la esencia del relato permanece viva en la memoria de los
coterráneos, un eco fantasmal que aún resuena en las noches de Aragua de
Barcelona, en las tertulias que persiguen helar la sangre de los más
valientes, recordándonos el poder de la imaginación, la fuerza del
miedo y el alcance de la narrativa urbana.
Cosas veredes Sancho.
Autor: MSc. Omar José Hernández Borges.
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