DESAPARECIDO POLÍTICO DE LA IV REPÚBLICA

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viernes, 23 de febrero de 2024

"Leyenda de la LLorona" en mi ciudad natal, Aragua de Barcelona, la "Atenas de Oriente"

 #insurgenciadelsigloxxi

 

Otra forma de opinar e informar. @omarhdez78 / @omarhdez521 


 Serie "Cuentos de Mi Pueblo"


"Una narrativa urbana sustentada en la "Leyenda de la Llorona" en mi ciudad natal, Aragua de Barcelona, la “Atenas de Oriente”, la cual le sucedió a un parroquiano y se las relato a continuación: 

 

Las personas que han visitado la ciudad de Aragua de Barcelona pueden recordar que en la parte sur de la Plaza Bolívar está la calle Bolívar y hacia el extremo oeste, es decir hacia el final de esa calle está ubicado en línea recta el cementerio del pueblo, el cual se observa desde la misma plaza.

 

En ese contexto, para las décadas del 60´ y el 70´, los parroquianos se instalaban en la Plaza Bolívar a contar sus peripecias o historias cotidianas y los más avezados destapaban sus botellas de cervezas (encaletadas porque estaba prohibido tomar licor en la plaza), sus botellas de ron o de vino, dependiendo de las personas que se encontraran en ese momento. 

 

En ese intercambio de anécdotas, para meterle miedo a las personas que tenían que retirarse a sus hogares por las solitarias calles del pueblo a altas horas de la noche, las personas de mayor edad empezaban a contar chistes, y de vez en cuando los cuentos de camino, como generalmente los llamamos, entre ellos la "Leyenda de la Llorona" y eso les crispaba los pelos a quienes escuchaban esas historietas de terror. 

 

Los que contaban que habían visto a la Llorona decían que era una mujer muy hermosa, con un pelo que le daba por la cintura, unos ojos negros y grandes muy bonitos, un cuerpo esbelto de guitarra que levantaba la mirada de cualquiera que la avistara.

 

Esa hermosa dama de color de piel más hacia el color blanco que a moreno, era una preciosa mujer que hacia suspirar a cualquier hombre que la mirara, ella tenía la costumbre de pasar por frente de la plaza después de las doce campanada de la media noche, venía de la zona en donde está la casa parroquial e iba rumbo al cementerio. 

 

Los muchachos que escuchábamos esas historietas para retirarnos a la casa teníamos que esperar que otros se dispusieran a irse para salir en grupo, sí teníamos la suerte de que alguno de ellos residiera en las cercanías de nuestras viviendas estábamos prestos a irnos cuando la mayoría lo decidiera, si no teníamos que buscar la manera de retirarnos temprano para no sufrir el miedo que daban los cuentos siniestros que relataban nuestros paisanos más viejos. 

 

El caso es que uno de esos fabulistas se quedó solo tomándose su botellita de licor y sonaron las 12 campanadas, el hombre que estaba sentado frente al Club Unión, que está ubicado al otro extremo de la calle, en dirección que da al frente de la Estatua del Libertador, observa que por la Esquina en donde está la heladería de los hermanos Regio se observa la figura de la despampanante mujer, una especie parecida a la "Tongo Lele” una bailarina puertorriqueña de altos quilates de ese momento.

 

El caballero libador, continua tomándose sus tragos y cuando la dama pasa en frente del banco de la plaza en donde está sentado comienza a "piropearla" o enamorarla con palabras muy galantes, ya cuando la joven mujer se desplazaba en la cercanía de la librería "La Casa Azul", la mujer gira el cuerpo y le hace una seña con la mano de "vente" (cualquier parecido con la vida real es una simple coincidencia) entonces el paisano recoge su botella de ron y un morral que cargaba y se dispone a cumplir su papel de “Juan Tenorio”. 

 

Cuando el personaje de este cuento llega a “La Casa Azul” la mujer ya se ha desplazado hacia la siguiente cuadra, siendo esa la distancia que siempre mantuvo, desde la Esquina posterior de “La Casa Azul” hasta la esquina de la familia Graffe muy apreciada por nosotros. 

 

Al llegar el borracho a esa cuadra la mujer iba por el cruce de la calle Bolívar con la calle Amparan y se volteaba y le hacia la misma seña.  Luego la mujer avanza a la esquina de los “Mamones” ya el amigo beodo iba por el cruce de la calle Bolívar con la calle Amparan, así que la señora de negro al pasar por la primera esquina del estadium “Francisco Carvajal” el enamorado empedernido estaba llegando a la esquina de los “Mamones” allí la mujer daba vuelta y le hacia la misma seña de mano: vente. 

 

Al fin que la mujer llegó a la puerta del Cementerio Municipal, que parecía estaba abierta en ese momento, el hombre esperanzado en recibir los favores de la muy agraciada fémina estaba llegando a la primera esquina del citado estadium y siempre observaba que lo convidaba con la mano para que lo siguiera. 

 

Una vez que la mujer llega al centro del pasillo central del cementerio el hombre apresurado estaba llegando a la puerta del cementerio, es tanta la emoción que ágilmente se le acercó a la mujer que lo aparto hacia una tumba en la que empezó a desnudarse, y "en la oscuridad todos los gatos son pardos", el hombre también se desnudaba con frenesí, hasta que puso atención en el cuerpo de la mujer que se convertía, en la medida que se iba quitando la ropa, en un esqueleto que emitía gritos, llantos y las tres palabras de "vente mi amor", de tal manera que nuestro galán de esta historia no aguantó la impresión y cae desmayado, luego que vuelve en sí empieza a gritar. 

 

Es costumbre que los borrachitos del barrio se aposentan en los bares o ventas de licores cercanas a las cuadras aledañas al cementerio. éstos escucharon los gritos y se acercaron hacia donde estaba el hombre todo aturdido y sentado en el suelo, más que frustrado por el fracaso de su añorado momento de romance estaba muy nervioso, hablando sin cordura e imposibilitado para caminar. 

 

Los amigos que lo conocieron se le acercaron y le preguntaron que había pasado, y notaron que estaba muy alterado con gran fiebre, las personas conocedores del sitio porque algunos trabajaban en ese cementerio fueron y mojaron unos pañuelos en la pila de agua del Campo Santo, mientras lo movilizaban a la Capilla de la entrada del cementerio y procedieron a empaparlo de agua con los pañuelos, recogieron el litro de ron que todavía tenía una pequeña porción del “brebaje de Baco” y le dieron un palo fuerte (es decir un trago largo de ron) para que pudiera volver en sí del susto y les refiriera lo que le pasó en su pequeña aventura amorosa inconclusa. 

 

Moraleja: Todos los jóvenes que escuchamos esa leyenda en la Plaza Bolívar de Aragua de Barcelona, comenzamos a recogernos temprano hacia nuestras residencias para evitar vivir ese mal momento. 

 

Cuento, cierta o no la narrativa urbana sostiene que fueron más de una las personas que resultaron encantados por la despampanante beldad de las noches aragüense, que transitaba por la calle bolívar rumbo al cementerio en donde se convertía en un esqueleto, que gritaba, lloraba y hablaba su expresión favorita: "Vente mi amor" y luego se transformaba en un ente espectral que producía un terror espantoso que casi mataba a las victimas de un infarto. 

 

Cosas veredes Sancho.

 

MSc. Omar José Hernández Borges

omarhdez78@gmail.com / omarhdez78@yahoo.com

omarhdz78.blogspot.com

Telf. 0412-5449064

 

 


 

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