DESAPARECIDO POLÍTICO DE LA IV REPÚBLICA

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martes, 9 de febrero de 2021

“Sacaclavos”: Un cineasta, teatrero y titiritero popular de Aragua de Barcelona

 


“Sacaclavos”: Un cineasta, teatrero y titiritero popular  de Aragua de Barcelona

Introducción

Mueve a escribir esta breve historia sobre un personaje, muy popular en su momento, de mi pueblo natal, Aragua de Barcelona, porque todos lo conocían, y el que no  tenia referencia de quién era se informaba por la bulla que generaba cuando quería representar o escenificar en las calles sus vivencias de las películas a las que asistía religiosamente. Este joven no era muy común en una tierra donde personajes como “Sacaclavos” eran ignorados y marginados por una sociedad que ninguneaba a quien no poseyera recursos económicos y que sufriera algún tipo de discapacidad natural o adquirida.  

Es meritorio hacer un reconocimiento casi 60 años después a quien pese a su condición no escatimo esfuerzos para entretener a los niños y jóvenes, a pesar de su inconsciencia involuntaria. Un ejemplo a seguir, que vaya en ayuda de multiplicar las actividades culturales y deportivas en el Municipio Aragua, que aparte a la juventud de hoy día de los vicios y de la delincuencia que afectan la convivencia familiar y la paz en las comunidades. Otros que tienen todos sus sentidos completos, buena salud y capacidades productivas no aportan su granito de arena para que este país se engrandezca. Es con el aprovechamiento de todos y todas, los recursos y potencialidades que se disponen para el sustento de un desarrollo adecuado que permita dar el salto a una sociedad que busca nuevos horizontes y que garantice a plenitud iguales oportunidades y la justicia social.

“Sacaclavos”, era un joven que presentaba discapacidad cognoscitiva, eso no fue óbice para que emprendiera dentro de sus facultades un amor desmesurado por las artes escénicas, que rudimentariamente cultivó como forma de expresar lo que observaba en los cines de Aragua de Barcelona, generando una pasión por lo que se proponía imitar con peculiar inspiración. Un aeda que no tuvo más reconocimiento que el de saber que llevaba una alegría a otros, que era la misma para él cuando ejecutaba sus funciones actorales. 

Otros se burlaban de sus peripecias, porque no comprendían que también tenía el derecho de expresar en función escénica las habilidades que el creador le había dado para entender su mundo, en el que solo él vivía, y que tenía el deseo de ser útil a sí mismo y a quienes compartían sus ilusiones.

Los niños, en las noches del lar nativo, eran felices de participar en los improvisados cines comunitarios, que a esfuerzo propio lograba levantar, con escasos recursos, rudimentaria y deficiente vestimenta que le sirviera de imitación del séptimo arte, el cual caricaturizaba con envidiable maestría. Hoy en tiempos de Revolución Bolivariana, quizás sería un gran personaje atendido por la Misión José Gregorio Hernández, que le hubiera permitido ser partícipe y protágonista de su propio destino.

De esta obra aspiramos a que sea publicada por cualquier organismo de la vida pública de Aragua de Barcelona o del Estado Anzoátegui, para que situaciones similares, a las del personaje de quien me ocupo, sean tomadas como un ejemplo a seguir por quienes tienen ideas que pueden llevar a cabo, a manera de ejercer sus derechos de crear y recrear a los habitantes de la “Atenas de Oriente”, y como deber indeclinable que tienen para desarrollar habilidades y destrezas que pongan en práctica los conocimientos que todo ser humano va entretejiendo a lo largo de su vida. Mientras tanto se publicará en: omarhdez78.blogspot.com


Capítulo I

Un tiempo para no olvidar

Corría el primer lustro de los años 60, cuando un joven con cierta discapacidad mental se dedicaba a la diversión de los niños y jóvenes de su época. Quizás estaba influido por los dos cines que existían en el pueblo, Aragua de Barcelona, uno muy aristocrático, el Teatro Cine Victoria y el muy popular Cine “Aragua”. El primero de ellos era propiedad de la familia Arreaza  Almenar, por eso lleva el nombre de la honorable maturinesa Josefa Victoria Almenar de Arreaza (1885-1977), pianista creadora de la música de la famosa canción “Elevación”, interpretada magistralmente por la portocruzana Moira Elisa Martínez Álvarez, cuyo nombre artístico con el cual se dio a conocer es Mayra Martí”.  

También el gran cantante de Ópera Carlos Almenar Otero (nació el 21/03/1926 en Aragua de Barcelona y murió el 07/08/2018 en Miami), era natural de la “Atenas de Oriente”, que así llaman a la referida ciudad. En cierta oportunidad en una entrevista que le concedió a Guillermo “Fantástico” González, en su programa televisivo éste le preguntó en donde había nacido y Almenar le respondió que era natural de Aragua de Barcelona.

El cine Victoria fue regentado por José Vargas, a quien se conocía por ser un comerciante muy querido por sus amigos, bondadoso y muy colaborador con la juventud deportiva, por ser patrocinador del ciclismo y jugador de Softball en su etapa de adulto mayor,  popularmente le decían “Cabeza de Mono”, éste paisano, como se dijo anteriormente, era una persona de reconocida solvencia, en todos los sentidos de la palabra. El cine Victoria tenía más de la mitad de la sala, en la parte de entrada, con butacas muy bien acondicionadas y la parte delantera con sillas metálicas, era la “zona del perraje” como le decían los que se creía aristócratas ungidos por el Señor, era la discriminación propia en los tiempos donde la oligarquía decidía por todos. Hoy día ese cine se llama Sala Cultural “Doña Victoria Almenar de Arreaza”. La disgregación es válida por el contexto en el cual se desarrolló una importante juventud de  la ciudad Aragua de Barcelona.

El otro cine era regentado por unos portugueses que habían llegado muchos años atrás a la ciudad, en época que se desarrollaba la II Guerra Mundial en Europa, luego Pérez Jiménez trajo al país mano de obra europea para la construcción de las obras que se dieron durante su dictadura, y muchos de esas personas realizaron emprendimientos que hicieron que económicamente el pueblo lo viera reflejado en las mejoras que se iban realizando en la ciudad, así se fueron enraizando en toda Venezuela. Si la memoria no falla, en la esquina cerca del cine estaba un negocio regentado por un lusitano llamado Cayetano, luego estaría en el mismo lugar la librería Casa Azul.

En el cine “Aragua” se acostumbraba pagar la entrada en Bs. 1,00 para los asientos ubicados en la parte cercana a la puerta de la sala y Bs. 0,50 para los que se sentaban en sillas de madera que tenían que retirar en un sitio en donde las almacenaban y el espectador las buscaba para llevarlas cerca del área de la pantalla cinematográfica.  Por el contrario el Cine Victoria cobraba Bs. 2,00 en butacas y Bs. 1,00 en sillas metálicas.

Volviendo al personaje “Sacaclavos”, éste en las tardes se paseaba a pie por todos los barrios de su pueblo, voceando a que hora iba a presentar su “película”, iba por los barrios Campo Obrero, La libertad, La Plaza del Carmen, El Arroyo, la salida hacia Zaraza y Caigüita, su periplo a veces lo hacía caminando otras veces corriendo, porque era muy intranquilo. Las funciones empezaban al anochecer, entre las 6:00 pm a 7:30 pm, aprovechando la caída de la noche que para ese tiempo, por el cambio del uso horario de la época, oscurecía cerca de las 6:00 pm. Además siempre cazando las horas ideales, puesto que durante el gobierno de Rómulo Betancourt había garantías suspendidas por motivos de intentos de golpes de estado y de la actuación de la guerrilla en las zonas del Estado Anzoátegui, lo que hacía que la policía hiciera recorridos para que los niños y adolescentes se recogieran temprano a sus hogares.

La forma de anunciar sus espectáculos del amiguito “Sacaclavos” las copiaba del Sr. José Vargas, quien salía en su vehículo personal con un altoparlante o altavoz a comercializar la película de la noche que se exhibiría en el cine. No disponía de otros medios para desplazarse por su pueblo, solo el ánimo y la disposición para cumplir con su sueño de mostrar lo que había visto en las películas que lo motivaban.

Era muy consuetudinario que el Comandante de la Policía, el Sr. Sanabria, quien vivía en el Arroyo, era una persona a la que se le tenía aprecio, igual que a su grupo familiar, y muy estricto en el cumplimiento de sus funciones. El Sr Sanabria hacia sus recorridos en una camioneta Chevrolet tipo Pana o en un Jeep del cuerpo de seguridad municipal, con el fin de que los menores de edad permanecieran en sus casas. Cuando “Sacaclavos” iniciaba su espectáculo siempre estaba pendiente del ruido de los motores de los pocos vehículos que se movilizaban en Aragua de Barcelona por las noches, esto lo hacía con la finalidad de que los espectadores de su cine al aire libre escaparan de una detención de menores, lo cual le traería problemas al grupo familiar.  Los muchachos que no vivían cerca de donde se presentaba la “película” se metían en los patios y las casas de los amigos del sector en donde se exhibía el espectáculo  para evitar ese disgusto.

Capítulo II 

Productor, Director y Actor de “Películas”

Las “películas” de su imaginación tenían su sello personal, puesto que estaban concebidas desde su ingenio para entretener a sus contertulios que cada día eran más exigentes. En esos tiempos muy pocos eran los que tenían televisión en sus viviendas. Al no haber entretenimiento en el pueblo, en donde poseyeran una Tv los niños se las arreglaban para ir a ver algún programa que los distrajera. En la bodega del Sr. Manuel Reyes, en el cruce de la Calle Anzoátegui con Mayor Figuera, había una TV que era vista por quienes iban a hacer los mandados para comprar rubros como queso, café, azúcar o papelón, entre otros, cuando en las bodegas cercanas a la residencia familiar no había esos productos alimenticios. Lo que aprovechaban los “zagaletones”, que éramos muchos, para ver un rato la Tv y luego ganarnos el regaño por llegar tarde con la encomienda.

“Sacaclavos” era de extracción muy humilde, con pocos recursos para su manutención, por lo que su mamá y hermano mayor tenían que trabajar arduamente para obtener el sustento. Por ello se vio en la necesidad de explorar un camino que no conocía, que no había estudiado, sin equipos u otros medios de producción que le llevaran a realizar su idea, su proyecto de emprendedor dentro de sus limitaciones cognitivas del área que ejecutaba, más no físicas. Empero, él entendió  que era una opción válida de aportar al hogar.

Al inicio de su carrera, en la actividad que empezó a desarrollar, pedía dinero para entrar a los cines y ver las películas. Pero tenía que ganarse ese dinero y lo contrataban para que botara basura, limpiara patios y pintara paredes, entre otros mandados que realizaba obedientemente, también ingresó al gremio de los limpiabotas, pero esa actividad entorpecía que mostrara la película que había visto el día anterior, además que no disponía de ingresos para los insumos. Todos sus emprendimientos tenían como objetivo obtener el dinero que invertía en su alimentación y en una afición y diversión, que a posteriori le daría los pocos recursos para llevar a cabo la idea de cómo hacer las “películas” que lo entretenían a él y a todos sus amiguitos, que así los llamaba. Era un buen anfitrión e histriónico en el oficio que realizaba con gozo para lograr su propósito. 

Eran tiempos en que las películas de “El Santo”, “Blue Demon”, “Roy Rogers”, “El Llanero Solitario”, “El Látigo Negro”, “Los Tres Chiflados”, “Los Tres Villalobos”, entre otras, estaban de moda. Era la época de oro del cine mexicano muy visto en estas tierras. “Sacaclavos” aprovechaba su asistencia al cine para aprenderse de memoria el guión que observaba en la pantalla, luego salía al campo de trabajo a repetirlo, tal cual se acordara de la trama. Sus “películas” tenían una duración entre un cuarto a media hora, esto porque tenía que dirigirse a otros barrios en la noche para seguir con su rutina y poder obtener un dinero que mucha falta le hacía. 

Por ejemplo, cuando veía una película de “El Santo”, cuya característica principal es la “lucha libre”, “Sacaclavos” acondicionaba con un mecate, un “guaral” o mecatillo un espacio en la acera de la calle en donde se presentaba su espectáculo, que simulara un cuadrilátero y escenificaba con algunos otros espectadores que el seleccionaba para aplicar las diferentes llaves o formas de trabar al contrincante para que los que asistían vieran y oyeran la narración que hacía a la perfección de lo que ocurrió en la película que había visto. Decía: - El Santo agarra a su enemigo y le mete una llave que lo asfixia y lo deja fuera de combate”. Esa representación tenía que hacerla tanto él como el espectador, niños de 6 a 10 años, que por asistir al evento se convertían en actores improvisados. 

La indumentaria para imitar al protagonista de la película la preparaba el mismo, utilizaba los pantalones cortos o trajes de baños y máscaras para dar la apariencia del actor que había visto en la pantalla grande y quería transmitirlo a los asiduos cinéfilos, con la idea de que imaginaran a similitud lo que observó en las escenas dentro de los espacios de los cines.

Así mismo, cuando quería hacer la demostración del “Látigo Negro”, una película cuyo protagonista era el actor mexicano Julio Alemán, se llevaba una tela negra que representaba la capa, una camisa y pantalón negro y una máscara del mismo color y un mecate pintado de negro para asemejarse en todo al héroe cinematográfico y así entusiasmaba a los que asistían a la programación de esa noche. Lo malo era que cuando se emocionaba o entusiasmaba mucho le caía a mecatazos a los actores que hacían el papel de villanos, los que seleccionaba de su público para que actuaran junto a él y los mayores que se sentaban en las puertas de las casas a vigilar a sus hijos le llamaban la atención.

Una técnica que utilizaba mucho era la de proyectar su imagen en la pared de cualquier casa, asistido con una lámpara o linterna, lo cual le producía una gran satisfacción y hacia que participaran sus clientes, mostrando disimiles figuras y movimientos a los que les iba colocando nombres y sonidos que recordara y que representaran su fantasía acrecentada por el cine.   

Estas escenografías las repetía en todas las “películas” que anunciaba que se presentarían, de acuerdo a su imaginación, y todos los muchachos de la cuadra después de realizar sus tareas escolares esperaban con ansia, el sonido de la voz chillona de “Sacaclavos” recordando que esa noche presentaba al vaquero “Roy Rogers”, utilizando los mismos artilugios que iba aprendiendo para ponerlos en práctica en los encuentros programados. Los caballos que utilizaba en sus escenas de vaqueros eran los palos de escoba con telas que simulaban orejas y cabeza, adornados con bambalinas y guarales como riendas. Eran varios palos de ese tipo para inmiscuir a su audiencia en los dramas que desarrollaba.

 

Capítulo III

Pionero de la Cultura Popular en Aragua de Barcelona

La juventud venezolana de Aragua de Barcelona, en las tardes después de la escuela salía a jugar beisbol con pelotas de goma, en algunos casos con pelotas verdaderas de ese deporte que se practicaba en los campos cercanos a los barrios arriba mencionados, era y es todavía ese deporte una de las actividades arraigadas en el pueblo venezolano, luego en las noches a realizar los trabajos escolares, cenar y luego a oír radio o ir a dormir, porque no se tenía otra cosa que hacer y que involucrara a los muchachos que se iban levantando en las comunidades, hasta que apareció “Sacaclavos” con su distracción, un niño grande más de la comunidad Caigüita.

Su espectáculo significaba que los asistentes tenían que llevar su propia silla o sentarse en la dura acera de la calle, también como forma de intercambio comercial aceptaba una arepa, un pan, una empanada, un refresco o una golosina que le endulzara la vida. Lo máximo que cobraba por su espectáculo era una “locha” o 12,5 céntimos (Bs. 0,125), lo que costaba un pan dulce, a quien pudiera pagarlo, lo que le restringiría la merienda en el colegio a quien pagara esa entrada al aire libre. La merienda escolar consistía en un “medio” (Bs. 0,25) y la locha, es decir, el costo de un refresco y el pan dulce, en lenguaje coloquial era conocido como tres cuartillos o tres lochas, equiparando el cuartillo con la locha. También se le decía medio y un cuartillo al costo de la merienda escolar. Dos lochas era equivalente a medio, entonces un bolívar tenía ocho lochas u ocho cuartillos.

Era un “Showman” que todos disfrutábamos, lo que hizo que “Sacaclavos” se convirtiera en el primer difusor de la cultura popular, expresada en el teatro y marionetas que implementaba en su variado repertorio de representación escenográfica, quizás era el personaje que más conocían los habitantes de Aragua de Barcelona, porque por ser hiperquinéticos no estaba permanentemente en un solo sitio, sino que caminaba por todas las calles del pueblo, en busca de hacer conocer su imaginario y acervo cinematográfico, teatrero y titiritero, que solo su mente replicaba como si se tratara de una industria del séptimo arte a mínima escala.

A veces los que vivieron esa etapa de la vida, juventud mas tempana, recuerdan al pionero de la cultura en la “Atenas de Oriente”, desde el punto de vista de la realización sin presupuesto, sin estudio, sin compresión de la actividad cinematográfica y del teatro, como una especie de Chance Jardiner, personaje principal de la obra “El Jardinero”, quien con solo ver la Tv, pudo desempeñar una vida ficticia, por repetición de lo que veía en la pantalla chica, a su semejanza “Sacaclavos”, en tiempo muy anterior a Jardiner pudo llevar a las comunidades lo que era un arte incipiente que cosechó, que a estas alturas de la vida, en pleno siglo XXI, año 2018, en lontananza se aprecia como su esfuerzo de hacer algo en la vida limitada que tenia, por la discapacidad que lo aquejaba, esa no fue un obstáculo para emprender su querencia.  

Capítulo IV

Un aciago día

Una mañana, temprano salió “Sacaclavos” a pescar en una poza en donde acostumbraba a realizar esa faena para buscarse el sustento o su alimentación. En el transcurrir del día se oyó una noticia trágica dentro del vecindario, “había ocurrido una desgracia de una persona muy querida dentro de la comunidad”. Los que eran menores de edad no entendían lo que había sucedido, sin embargo tiempo más tarde se dio la noticia oficial de que había sido encontrado ahogado en la poza a donde frecuentaba ir a pescar el joven que llevaba la alegría a todos los niños de las comunidades de Aragua de Barcelona, Dicha poza estaba ubicada en los Prestamos, donde sacaban material para la construcción de la represa y quedaron unas lagunas muy cerca de la carretera que va hacia la Represa "La Estancia". No se abundó en detalles porque era un hijo de la plebe, murió, y a enterrar a aquel que no tenía más nada que hacer en este mundo, por supuesto que pasó al olvido por no pertenecer a la clase pudiente de la ciudad.   

Asistieron a su entierro los familiares y amigos, los niños de ese tiempo no pudieron asistir, porque no se acostumbraba que los menores de edad fueran a los sepelios. No se supo más nada de “Sacaclavos”, pasó sin pena ni gloria en lo inmediato, no se habló más nunca de los esfuerzos que realizaba para entretener a quienes hoy, 18 de febrero de 2018, son personas mayores de 65 años.

Por ello al cumplirse un año más de la desaparición de “Sacaclavos”, se da a conocer la historia de lo que hacía esta buena persona, en su momento, para la distracción de aquellos que eran niños en la primera parte de la década de los años `60.

Hoy cuando una persona que vivió el arte de “Sacaclavos”, al asistir a un teatro popular, en donde todo es improvisado, no queda más que traer a la memoria el disfrute de la cultura a la temprana edad, porque todo era risas y alegría por el ingenio demostrado por el personaje.

“Cosas veredes Sancho”

MSc. Omar José Hernández Borges

omarhdez78@gmail.com / omarhdez78.blogspot.com

 

Nota 1: Luego de leer la historiografía de “Sacaclavos”, quedan unas preguntas para la participación de quienes conocieron la inquietud de una persona que era un trabajador de la cultura,  un emprendedor del arte popular, sin saberlo o tener el propósito de serlo, solo que en su interior disfrutaba de lo que hacía y lo llevaba a otros con el fin de  compartirlo y lograr obtener recursos para su replicación y ayudar a su familia:

  1. Nombres y Apellido de “Sacaclavos”.
  2. Fecha de nacimiento y muerte.
  3. Quiénes fueron sus padres y hermanos.
  4.  Por qué le decían “Sacaclavos“.
  5. Cuál fue la circunstancia de su muerte.
  6. Dónde quedaba la poza, el lugar de su muerte.
  7. Quiénes fueron los dueños del “Cine Victoria”
  8. Quiénes fueron los dueños del “Cine Aragua” y donde estaba situado.
  9. Quien fue Victoria Almenar de Arreaza.
  10. Quién fue Carlos Almenar Otero.
  11. En que parte del cementerio de Aragua de Barcelona está el nicho de “Sacaclavos”.
  12. Cuánto costaban las entradas en los cines Victoria y Aragua.
  13. Quien tiene la razón del lugar de Nacimiento de Carlos Almenar Otero. La partida de bautismo dará la razón, en Aragua están bien conservados los libros de bautismo. 

Nota 2: Los créditos a quienes respondan en al blog omarhdez78.blogspot.com serán publicados en la historia de “Sacaclavos”.

La cultura popular tiene amigos a montones pero en ella se colean los zorros y camaleones” Francisco Pacheco (Grupo folklórico “Un solo pueblo”)

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