Leyes
con castigos ejemplarizantes para los especuladores en Venezuela
El problema venezolano no es
producción, porque en crisis los pueblos se sobreponen a las catástrofes y
crean, producen y se levantan como el “ave fénix” para lograr la recuperación de
lo que se creía perdido. La historia de este gran país lo ha demostrado a lo
largo de su vida republicana. Por eso no hay que perder las esperanzas, porque
todo en la vida es posible. Las fuerzas del mal siguen obrando desde el
exterior, pero como dice el adagio popular, “Los que se meten con Venezuela se
secan”.
El imperialismo con el afán de
apoderarse de las naciones que tienen riquezas hacen lo posible e imposible por
establecer colonias que les sean fieles, como ocurría en el pasado, hoy día
nada es diferente, solo que la mayoría de los venezolanos han entendido que preparándose,
estudiando y conociendo su historia les permite soportar los embates de un
nuevo tipo de guerra, más sofisticada, en donde los muertos y las agresiones se
hacen por otros medios, con otras armas, en donde no se aprecie la “mano
invisible” del opresor, del invasor y de sus adláteres.
Sin embargo, como crítica
constructiva, también hay venezolanos que arriman la leña al fuego para que
ocurran situaciones que hacen que la revolución patine y se frene en su avance
hacia el logro de un destino mejor. La inacción es producto del no querer hacer
para que las cosas caminen de acuerdo a los propósitos que muy bien se laboran,
se planifican, para ir superando el rentismo y que sean los procesos
productivos los que reviertan las situaciones adversas. Esta perorata tiene su
origen en que se aprecia que los mecanismos de contención de las causas de las
crisis no surten efecto o son burladas por aquellos a los que no se les ponen
frenos.
En el mundo las economías caminan
con el esfuerzo propio de sus empresarios, quienes invierten recursos para
poner andar sus empresas, con margen de ganancias establecidos por leyes que se
aplican sin ningún remordimiento y dejando claro que la lenidad no es el camino
que toman los países prósperos, sean del signo ideológico que tengan. Por eso
vemos que en China se paga la corrupción con la pena capital, en Estados Unidos
se le aplican castigos ejemplarizantes, con varios años de cárcel a quienes
violen las leyes establecidas para la buena marcha de la nación, es decir el
respeto al ordenamiento jurídico.
Venezuela es el único país en
el mundo en donde se le ofrecen todo tipo de facilidades a los empresarios, se
les dan dólares preferenciales para activar la economía, de los cuales no
rinden cuenta; además se les otorgan “créditos blandos”, que ni por tal situación
pagan esa deuda. Colocan los precios de los productos como les venga en ganas y
se burlan de los acuerdos que suscriben con el gobierno revolucionario, tal
como ocurre actualmente con la firma de la venta de los productos de primera
necesidad de acuerdo a la lista de Precios Acordados.
En realidad, es un problema económico
el que se viene generando en Venezuela, porque la raíz de los males de la república
está en la producción de bienes y servicios al seguir como un país mono productor dependiente, que está
expuesto a los vaivenes de los precios del mercado petrolero, lo cual tiene que
dejar de ser la rémora por más de un siglo, por los designios del
Imperialismos, quien le asigno a esta parte de la región latinoamerica la función
de productor de materias primas para la movilidad de su maquinaria industrial y
belicista.
Lo económico debe ser
acompañado con medidas normadas por el cuerpo político deliberante, la Asamblea
Nacional Constituyente, porque un país en donde no se apliquen las leyes esta
propenso a la anarquía económica, lo que hace perder confianza y credibilidad en
las instituciones. Pero todo eso ocurre porque la legislación venezolana no
cuenta con mecanismos de contención que castigue ejemplarmente la conducta de
aquellos que quieren enriquecerse de manera fácil y rápida a costa del sacrificio de las mayorías
que solamente perciben un salario mínimo, que hace un mes y 20 días (último
aumento salarial desde el 01/09/2018) era un dinero que podía ayudar a la
familia venezolana, pero al sol de hoy ya no es así.
Nuevamente la inflación inducida
convierte el salario en sal y agua; y retorna como una espiral sin fin, porque
a cada ajuste salarial hay una escalada de aumentos de precios descontrolados, debido
a que cada quien, llámese mayorista, minorista y la nueva suerte de matraquero
o “bachaquero” que se ha posesionado del mercado informal, los fijan a su
conveniencia, sin ningún argumento económico que los sustenten. Y los que
tienen que hacer respetar las leyes pasan por un lado como si no estuviera
ocurriendo un atraco, con el arma de la necesidad, a los que diariamente salen
a buscar la comida para su grupo familiar.
En un reportaje publicado por Aporrea, de La Iguana TV del Sábado, 16/11/2013 03:03 PM, se puede observar como en Colombia, España y Estados Unidos se tienen aprobadas leyes que regularizan las ganancias comerciales de las empresas y se les pone un freno a la especulación.
Se tiene que asumir la responsabilidad de meter en cintura a los enemigos de la mayoría de los venezolanos, porque los afectan con la especulación sin escrúpulos. Pare ello tienen que fijarse los tiempos que deben pasar en la cárcel los empresarios y bachaqueros delincuentes, cada uno a su nivel. Deben pagar los dos tipos de comerciantes violadores de la ley de Precios Justos, por pecadores.
MSc. Omar J. Hernández B.
omarhdez78@gmail.com
/ omarhdez78.blogspot.com
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