DESAPARECIDO POLÍTICO DE LA IV REPÚBLICA

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lunes, 4 de julio de 2016

Omar Narváez Aché en busca de la verdad - Reportaje de EMMA GRAND en el Diario Ciudad Caracas, 29 de Junio de 2016

Omar Narváez Aché en busca de la verdad

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> Encontrar a sus camaradas desaparecidos en la Cuarta República le ha dado vida a este hombre de rostro siempre sonriente
Bonachón y siempre sonriente. Así es Omar Narváez Aché, así siempre lo vemos cuando nos visita por el diario Ciudad CCS para darnos los últimos avances de la Fiscalía entorno a las investigaciones sobre violaciones a los derechos humanos en las décadas del sesenta, setenta, ochenta y noventa que adelanta con el apoyo de la Comisión de la Verdad, donde integra desde mediados de 2013 la subcomisión de información y la de región. Para Narváez Aché es tan importante la investigación como el darla a dar a conocer.
Nadie sospecharía que sobre sus hombros, y sus recuerdos, yacen las historias de tantos desaparecidos, asesinados y torturados. Incluso, él mismo es parte de ellas.
Son tantas las indagaciones y nombres que este caraqueño de 68 años de edad lleva en su cabeza, que al momento de rememorar siempre hay un olvido. Aunque lo resuelve de inmediato tomando su teléfono.
En su agenda guarda los números de hermanos, padres, amigos, primos de más de una decena de hombres y mujeres desaparecidos entre las décadas del sesenta y noventa en el país.
Narváez Aché sigue el rastro de las historias. Oye al campesino. Corrobora historias. Camina. Monta a caballo y cruza ríos. Escarba, literalmente. Y frente al hallazgo, registra y aporta datos a la Fiscalía para que se incie una investigación con base jurídica. Narváez Aché va adelante en busca de la verdad.
DE SANGRE REBELDE
Nacido en Caracas y orgullosamente criado en los bloques insurgentes del 23 de Enero, Narváez Achéasomó desde temprano esa sangre rebelde, solidaria y revolucionaria que lo caracteriza. De niño era ferviente militante de la Juventud Comunista y que a sus once años de edad logró saludar con un apretón de manos a Fidel Castro el 23 de enero 1959, cuando el líder cubano visitó nuestro país tras el triunfo de la Revolución.
A su corta edad también participó en protestas que él mismo reseña en una breve autobiografía publicada en su libro próximo a editar, La tumba de piedra, sobre el desaparecido campesino Santos Rafael Martiarena. Allí detalla la vivencia personal de la conocida masacre del liceo José Miguel Sanz, donde fueron asesinados dos jóvenes que cursaban bachillerato en Maturín, José Guerra y Alberto Millán. Ambos fueron perseguidos y ajusticiados en la misma institución educativa por agentes policiales el 4 de mayo de 1962.
Ya en su etapa adolescente se manifestó contra la muerte del profesor Alberto Lovera, secretario político del Partido Comunista de Venezuela, asesinado el 18 de octubre de 1965, lo que le costó su expulsión del colegio y que le allanaran la vivienda a su familia.
Su paso por la universidad también estuvo marcada por sus sentimientos de rebeldía. No había comenzado a estudiar la carrera de Sociología en la Universidad Central de Venezuela (UCV) cuando presenció el allanamiento a esta casa de estudios el 31 de octubre de 1969 por orden del presidente Rafael Caldera.
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BUSCANDO LA VERDAD
En 2006, Narváez Aché comienza la tarea que hoy lo ha hecho fundamental dentro de la Comisión de la Verdad en Venezuela.
En ese año se hace miembro de la Fundación Juan Chacón Lanza, movimiento creado para investigar las desapariciones forzadas del responsable por Bandera Roja de la UCV, Noel Rodríguez (29 de junio de 1973); del campesino Juan Chacón Lanza (1969), que le da el nombre a la organización; y del estudiante de Sociología de la UCV Luis Alberto Hernández (26 de septiembre de 1969).
“En 2010 la Fundación Juan Chacón Lanza dio un paso muy importante al solicitarle al ministro de la Defensa de ese entonces, Carlos Mata Figueroa, que se nos permitiera el acceso al Teatro de Operaciones N° 4, en Cocollar, estado Sucre, que es el lugar donde nosotros suponemos deben estar los restos de varios camaradas, entre ellos los de Juan Chacón Lanza, el valiente campesino al que hacemos honor con el nombre de nuestra Fundación; del estudiante de Sociología de la UCV Luis Alberto Hernández, e incluso pensamos que los de Noel Rodríguez podían estar ahí, pero hoy, después de madurar ese proceso, pienso que se jugó con la contrainformación para desviar la atención de la capital”, dijo en una entrevista para este diario en 2013 luego de que la Fiscalía diera a conocer el hallazgo de los restos de Rodríguez en el Cementerio General del Sur.
Y es que el apoyo de Narváez Aché a Ciudad CCS fue primordial para la investigación periodística que reconstruye el día de la desaparición forzada de Noel Rodríguez, y por la que se obtuvo un Premio Nacional de Periodismo.
Aportar en el caso de Noel Rodríguez y en el de otros asesinados y desaparecidos entre 1958 y 1998 por disentir política e ideológicamente de los gobiernos de la Cuarta República es un compromiso revolucionario adquirido desde hace muchos años. Cada vez que se desaparecía un compañero activábamos la inteligencia social”, continuó Narváez Aché en la entrevista con Ciudad CCS.
MÁS VIDA
Investigar los casos de desapariciones, torturas y asesinatos durante la Cuarta República es lo que le ha dado más vida en estos últimos años. Cuando se le pregunta si cree que tendrán resolución todas estas investigaciones penales de hace tantos años, para Narváez Aché lo más importante es demostrar públicamente que los gobiernos de Acción Democrática y Copei, por cuarenta años, ejecutaron una práctica sistemática de violaciones a los derechos humanos cometida contra personas que disentían política e ideológicamente.
Cuenta que son constantes las quejas de sus hijos por esta pasión de investigar, tanto por su tiempo, porque comparte menos con ellos, como por su seguridad. No obstante, el apoyo de ellos es fundamental cuando le toca viajar a algún lugar donde se cometió un crimen de lesa humanidad. Omar les pide que lo llamen a horas específicas para descartar alguna situación irregular.
Lamentablemente, en uno de sus viajes más recientes, al cerro El Bachiller, donde desaparecieron el 27 de julio de 1964 al hermano Fernando Soto Rojas, Víctor, tuvo un accidente cuando manejaba de regreso a Caracas, que lo dejó mal de una pierna. Ahora debe usar un bastón.
Entre las tareas que hoy tiene pendientes están la investigación de la masacre del Hato de la Concepción, en Apure, ocurrida el 26 de junio de 1969, donde fue asesinado un grupo familiar: José Martínez, el propietario del terreno, su hijo Abelardo Martínez y su sobrino Roberto Tovar.
Y la de Caño Cruz, en Sucre, el 4 de marzo de 1964. Lugar donde asesinaron al dirigente nacional del PCV César Burguillos y los también militantes de este partido Jesús Castelini Arrieta, Roger Zapata y José González.
EMMA GRAND / CIUDAD CCS

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